Por su parte, el acusado fue el primero en prestar declaraciones, la que por momentos fue enredosa. Tres días está presupuestado que dure el juicio oral en contra de Luis Heraldo Vegas Mella, acusado por el fiscal Eugenio Campos de ingresar al Unimarc de calle Zenteno, a robar el dinero del cajero automático ubicado al interior del establecimiento.
Por este delito el acusado arriesga siete años de presidio, en caso de ser encontrado culpable, “lo que deberá probar el fiscal”, dijo tajantemente el abogado defensor, Guillermo Ibacache, quien cree en la inocencia de su representado y por eso espera que los jueces lo absuelvan.
El delito se cometió la madrugada del 13 de diciembre y por lo cual importante para Campos que declarara el acusado, a quien por momentos colocó en aprietos y ofuscó durante el interrogatorio. A tal punto que Vegas le dijo molesto a Campos: “Usted me está tratando de enredar”.
Mediante peritajes y declaraciones, el Ministerio Público intentará establecer la culpabilidad del acusado, quien registra varias condenas. Incluso actualmente está cumpliendo una sentencia.
Según su versión, la tarde anterior al robo fue a la maestranza a retirar su auto. Ese 13 de diciembre realizó varios viajes al interior de la ciudad, que fueron hasta enredosos al momento de detallarlos. Al terminar ese día, como las 23.00 horas, se juntó con un amigo que en octubre había salido de la cárcel y quien le pidió que lo acompañara a ver un auto que le habían regalado, el que estaba en el sector sur. El regreso fue casi inmediato porque se encontraron con los neumáticos pinchados. De ahí llevó a su amigo al consultorio Mateo Bencur a retirar unos remedios, porque se sentía mal. Estuvo con él hasta la medianoche y de ahí le pidió que se fuera solo a su casa. Cuando bajaba por Capitán Guillermos, una cuadra antes de llegar a Zenteno, el auto le falló y lo estacionó en la parte posterior del Unimarc. Después de tratar de hacerlo partir, como a las dos se aburrió y fue a Bulnes a ubicar un teléfono público o a recargar su celular para que lo fueran a buscar, pese a indicar que el teléfono estaba descargado.
Como a las tres volvió a donde dejó el auto y se encontró con Carabineros que lo detuvo, pese a que trató de hacerles el quite. Dijo que tenía una orden pendiente y por eso no quería encontrarse con la policía.
Guardia
“En un primer momento sentí miedo, luego no”, confesó ayer Víctor Mansilla Vidal, de 36 años, quien el día del robo se desempeñaba como nochero en el Unimarc de Zenteno.
El fiscal lo presentó como testigo, y en tal calidad recordó los pormenores del episodio que vivió esa madrugada. Dijo que como a las 2.30 horas del 14 de diciembre, terminó de hacer una ronda, y luego se dirigió al segundo piso, a fumar un cigarrillo. “Como vi que todo estaba normal me quedé ahí, hasta que sentí unos crujidos, pero lo atribuí a que el edificio era viejo, hasta que apareció en el comedor un tipo vestido de negro, como un Ninja. Sentí temor y por eso no lo observé mucho”.
Recordó que la persona andaba con un pasamontañas y con ropa oscura. “En ese momento, con la emoción vi que abrió la puerta y me tiré al piso. Llévatelo todo pero no me hagas nada. Me puso unas huinchas en los pies y en las manos. Le pedí que no se llevara mis cosas, un computador y un celular, porque me costó comprarlos. Ahí me dijo: tranquilo, no es contigo y ahí me calmé”.