Una vez que la paciente supere la primera fase del tratamiento médico, vendrá la implantación de prótesis oculares. Nunca una agresión a una mujer había calado tan hondo en la comunidad magallánica hasta conocerse públicamente los escabrosos pormenores del brutal ataque a Carola Barría Guerrero, quien perdió la vista en manos de su ex pareja. Lo ocurrido a esta mujer, profesional del Liceo María Behety, quedará por siempre como el símbolo patente de la violencia intrafamiliar más brutal que un hombre celópata pudiera cometer en contra de una mujer.
El hombre que alguna vez la amó y alabó sus bellos ojos verdes, fue el mismo verdugo que se los destruyó de por vida. Ni los mismos médicos que la atendieron en el hospital clínico son capaces de explicar la forma en que el desquiciado fue capaz de arrancarle el globo ocular. Lo más primitivo de pensar es que lo hizo introduciéndole los dedos para vaciar las cuencas, pasándole a llevar el nervio óptico. Por eso el diagnóstico médico del jefe de la Unidad de Paciente Crítico, Christos Varnava, fue tan lapidario cuando afirmó que la mujer jamás volverá a recuperar la visión.
“Maldad de otro mundo”
Titulamos esta nota con esta frase, dicha por un médico especialista, con años de ejercicio profesional, pero que nos pidió reserva de su identidad. Aún consternado por el estado de la paciente, la única frase que se le vino a la mente para describir lo de Carola, fue señalar que “esto responde a una maldad de otro mundo”.
El lunes la mujer permaneció varias horas en pabellón. Esta fuente médica comentó que mientras duró el procedimiento quirúrgico prácticamente nadie habló. Todo el personal de salud estaba consternado. “Para todos nosotros fue tremendamente desgarrador ver las heridas de esta mujer. Le arrancó el globo ocular, así que te puedes imaginar lo que significa esto”.
Es más, este profesional dijo tener la impresión de que la paciente fue torturada, “porque nos cuesta entender de qué otra forma pudo dejarla como la dejó. Esto es horrible y tremendamente desgarrador”.
Una vez que la mujer se recupere de la “enucleación” (salida del globo ocular), y del traumatismo, vendrá la etapa de implantarle una prótesis ocular.
En esta primera fase fue el médico jefe de Oftalmología del Hospital Clínico de Magallanes, Mauricio Pérez, quien atendió a Carola, paciente que a estas alturas ya sabe que perdió la visión y que a raíz de esto se encuentra sumida en una tremenda angustia.
Recordando otras agresiones en Punta Arenas, existe coincidencia en señalar que no hay nada que se asemeje a la magnitud de lo acontecido con Carola Barría.