
Ayer, justo cuando se cumplió una semana desde los trágicos hechos que costaron la vida de una persona, dejaron al borde de la muerte a otra y causaron un irreparable daño a su hija Carola Barría Guerrero, su madre, Patricia Guerrero, decidió hablar con Diario El Pingüino.
Perdón y agradecimiento son dos palabras que esta mujer repite con insistencia: “Siendo una cristiana, una creyente, en mi corazón hay mucha pena, y también hay odio hacia esa persona. Pero sé que mi Dios me va a sacar este odio de mi corazón. ¿Mi hija? Ella no, ella no tiene odio, sólo piensa en la familia de él (el abatido homicida Juan Ruiz), piensa en la mamá de él, en sus hijos. Piensa tanto, al punto que la siquiatra que la atiende no se explica por qué esa preocupación. Eso refleja lo que mi hija ha sido siempre una persona buena, que ahora no tendrá sus ojitos, pero que tendrá sus ojos en el alma. Por cosas de la vida ella era nuestros ojos, siempre pendiente que nunca nos falte nada, y ahora la familia serán sus ojos para siempre”.
Son sus primeras palabras, en el encuentro con nuestro medio en su domicilio del sector sur de Punta Arenas.
Esforzada madre de familia, esta manipuladora de alimentos, dice que la vida no se le ha dado fácil. “Superé un cáncer con el favor de Dios”, dice con orgullo, y luego habla de que esto es más difícil “porque le está pasando a una de mis semillas, mi hija Carola, quien me ha regalado tres nietos maravillosos”, dos de los que al momento de la entrevista jugaban por la casa, desconociendo en su inocencia los complejos días por los que atraviesa la familia.
Milagro
Entre ellos está “Milagro”, el pequeño de cinco meses que fue hallado junto a su madre al momento de la tragedia. Justamente, ayer le correspondió control médico, “está sanito, sin complicaciones, pese a haber pasado por un cuadro de hipotermia después de lo vivido aquella noche”, señala su abuela Patricia.
Sobre la opinión que tenía de Juan Ruiz Varas antes de los hechos del domingo 8 de septiembre, la mujer asegura que “nunca vimos nada, sólo cuando se separaron él manifestó barbaridades que eran imposibles de creer, pero de allí nada más. Luego de eso vino a pedir perdón, señalando que se había equivocado y que seguía queriendo a mi hija. La verdad es que lo dejamos entrar a la casa con el único propósito de que pueda ver a sus hijos, tal como lo indicó a su diario mi otro hijo”.
Más aún, Patricia recuerda que Juan tenía el afecto de su familia: “Cuando venía a la casa yo lo trataba como a un hijo más, lo atendía bien, le cocinaba cosas ricas para que se alimente y jamás, jamás nunca, pensé que él iba hacer este terrible daño a mi hija, a ese joven padre de familia, Mario Wolf, y a Claudio Sandoval, dos inocentes más de esta tragedia”.
La familia de Ruiz
Consultada si ha tenido contacto con la familia de Juan Ruiz, señala que no ha existido tal encuentro. “Sería bueno porque hay temas pendientes que conversar. No sé cómo será ese momento, tendré que estar en eso para saber cuál será mi reacción, pero si mi hija no tiene rencor, mal puedo yo reaccionar de otra forma. Tanto el pensamiento y sentimiento de mi hija, como mi condición de cristiana, serán la antesala para iniciar el diálogo con la familia del hombre que le destruyó la vida a mi hermosa hija”.
Pese a la angustia que reconoce siente en su corazón, también hay espacio para los agradecimientos: “Gracias a todos quienes me han entregado su apoyo, con mi corazón de madre les doy infinitas gracias. Han estado con nosotros compañeros de Carola, compañeras mías de trabajo, vecinos, amigos de la infancia y no tanto, autoridades, tanta gente que se ha acercado desinteresadamente a brindarnos su apoyo, que el agradecimiento es eterno. En mi calidad de cristiana (evangélica), quiero entregar mis más sinceras bendiciones por todo ese apoyo que le han brindado a mi Carolita, y por ende a sus hijos, mis nietos, los cuales están a mi lado y son desde siempre la alegría del hogar”.
Apoyo espiritual
La madre de Carola no quiso dejar pasar la posibilidad de pedir apoyo y ayuda para quien hoy se encuentra internado grave en el Hospital Clínico de Magallanes, Claudio Sandoval Antilef. “Su familia y él necesitan apoyo espiritual, económico también, porque están con la incertidumbre de saber qué pasara. También pido fortaleza espiritual para la familia del malogrado Mario Wolf Blanco, quien nada tenía que ver en todo esto. Él era un absoluto desconocido de todos y perdió la vida en manos de una persona enferma. Hoy sólo Dios puede fortalecernos a todas las familias que estamos pasando por esta terrible situación”.
Finalmente, Patricia Guerrero llamó a todas aquellas mujeres que hoy son víctimas de la violencia “entre cuatro paredes” a denunciar sin miedo, “ya que este tipo de personas deben ser detenidas a tiempo, antes que comentan una barbarie, como la que hoy Carola está sufriendo”.