
Como lo ha destacado el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, bajo su gestión se lograron recuperar los fondos soberanos pasando de los poco más de US$14 mil millones recibidos a US$22 mil millones a junio de este año. En dicho lapso, los excedentes estacionales de caja que constituyen los otros activos del Tesoro pasaron de US$2 mil millones a poco más de US$10 mil millones.
Así, en total, si el Fisco tenía poco más de US$6 mil millones en activos financieros a comienzos de esta administración, casi duplicó dicho monto ya que a junio el total se empina a más de US$32 mil millones.
Pero, en la otra cara de la moneda, en este periodo el endeudamiento fiscal también registra un fuerte crecimiento, incluso mayor al de los activos. Así, si la deuda bruta del Gobierno central en marzo de 2010 llegaba a US$12.186 millones, el acumulado a junio de este año es de US$33.230 millones.
“Lo que se observa entre 2010 y 2013 es que aumentaron tanto los activos como la deuda, por lo que no mejoró la posición financiera neta del fisco, incluso empeoró un par de puntos del PIB”, afirma el economista de Cieplan, Jorge Rodríguez.
Precisa que considerando las cifras oficiales en marzo de 2010, el Fisco tenía una posición acreedora neta de 2,3% del PIB, mientras que en junio de 2013 se verifica una posición deudora neta de -0,3% del PIB.
La economista de LYD, Cecilia Cifuentes, descarta que este leve deterioro de la posición financiera neta del Fisco constituya un problema. “De hecho, la mayoría de los países tiene deuda pública neta y en muchos alcanza a 30%, 50% del PIB. Es la situación normal. Que en Chile tenga pasivos netos por 0,3% del PIB es algo absolutamente manejable. En ese sentido, aunque ha habido un deterioro, Chile sigue siendo de los países fiscalmente más sólidos del mundo”, asegura.
Ambos expertos asocian parte del alza de la deuda pública a las emisiones soberanas por US$1.500 millones en 2012, US$1.350 millones en 2011 y US$1.500 millones en 2010, todas las cuales lograron las mejores condiciones de la historia para una colocación chilena y de cualquier país de la región.
“En el fondo, el Gobierno se endeudó en gran medida para dejar esos recursos invertidos en los activos financieros, no para gastarlos. Es relevante indagar en la justificación que puede estar detrás de estos movimientos financieros”, dice Rodríguez. Entre las explicaciones figuran dar una señal de mercado sobre el bajo riesgo país de Chile y evitar liquidación de dólares internamente para no presionar a la baja el tipo de cambio. Cifuentes añade que otras razones serían recuperar los fondos soberanos y cumplir con la ley de Responsabilidad Fiscal, que obliga a ahorrar los superávit.
Pero no sólo han subido los pasivos fiscales, sino también la deuda externa del país. Según datos del Banco Central, entre marzo de 2010 y junio de este año la deuda bruta externa (que en más del 90% corresponde al sector privado) pasó de US$72.859 millones a US$119.829 millones.
Cifuentes comenta que el alza de la deuda externa ha tenido un importante “viento a favor” en las medidas monetarias adoptadas por las naciones desarrolladas donde Chile busca financiamiento. “El endeudamiento se ha visto incentivado por una situación muy favorable de bajas tasas externas que permite un financiamiento barato y las empresas ven que allí hay un gran atractivo”, comenta.