
La meningitis meningocócica se caracteriza por un comienzo repentino y cuyos síntomas más frecuentes son fiebre, decaimiento general, dolor de cabeza intenso o llanto persistente en niños pequeños, náuseas, a menudo vómitos y rigidez de la nuca.
El signo más característico es la existencia de manchas de color rojo vinoso en la piel.