Un artefacto explotó ayer en el interior de la basílica Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, sin que haya causado heridos ni daños personales. En el momento de la explosión la basílica se encontraba abierta al público, y según fuentes policiales, la zona fue inmediatamente acordonada por la Policía.
Las primeras sospechas sobre el suceso apuntan a que el artefacto explosivo pudo haber sido colocado por radicales de extrema izquierda.
Fuentes de la investigación dijeron que a falta de que se determine la composición exacta del explosivo, el modo de actuar en este atentado coincide con el patrón que sigue la actuación de grupúsculos extremistas de izquierda.
Todo indica que se trata de un artefacto de fabricación artesanal y de escasa potencia.
El suceso de ayer en Zaragoza tiene un precedente de hace unos meses, ya que el pasado 7 de febrero la Policía desactivó en la catedral de La Almudena en Madrid una bomba compuesta por un detonador y 1.200 gramos de explosivo.
En este caso, la autoría de la colocación fue asumida por un grupo anarquista autodenominado “Comando Insurreccionalista Mateo Morral”.