
Desde 2005 la educadora se integró a dicho establecimiento para fortalecer la integración de alumnos sordos a nuestra sociedad, trabajo que comenzó a realizar en primer orden con la formación de una de sus hijas que no cuenta con el sentido de la audición.
“En el establecimiento trabajamos con seis niños con problemas auditivos, dos de ellos son hipoacúsicos (baja capacidad auditiva) y cuatro se desenvuelven con lenguaje de señas. Hans Sporman es uno de estos alumnos, quien tiene 13 años y cursa séptimo básico, manteniendo un promedio sobre seis en los últimos tres años por lo que se adjudicó el notebook entregado como incentivo a niños vulnerables. La incorporación de Hans no solo ha sido positiva en cuanto a la acogida, pues destaca su esfuerzo y responsabilidad” dijo Hernández.
La barrera comunicacional es el primer obstáculo con que se encuentran los no oyentes, ante los cual la especialista señaló “El sordo profundo se comunica a través del lenguaje de señas, lenguaje que tiene una estructura distinta y no es escrito, es gestual o de movimiento. Por esta razón para comunicarse con el oyente el mayor desafío es aprender a hablar o desarrollar la comunicación escrita, lo que requiere de todas las estrategias posibles”.