
“El 12 de agosto me levanté y vi que en la pierna tenía algo parecido a una ampolla, así que como a las 13 horas fui al hospital. Por lo que yo creía le dije al médico que me había picado una araña, pero no me creyó. Dos semanas después volví al hospital y una médico cirujana confirmó que era una picadura por araña de rincón. A esas alturas la herida ya estaba infectada, porque al comienzo siempre hablaron de una quemadura, que curaron como tal y dijeron que se me iba a pasar. Después fui varias veces a curaciones, ya que a esas alturas presentaba una úlcera, lo que me obligó a volver varias veces al hospital, donde no me trataron muy bien”. Al centro asistencial concurrió en diez ocasiones y al consultorio de su sector igual cantidad de veces.
Ayer, cuando aseaba su casa, dice que de pronto encontró una araña de similares características a la que le propinó el ataque, así que la guardó en un frasco. Según Tania, al principio le dijeron que si volvía a toparse con un arácnido que lo informara al hospital y así realizar la respectiva derivación a la seremi de Salud, para su posterior análisis. Cumplió con lo solicitado, pero según ella, “aún no tengo respuesta, aunque según algunos médicos la herida que me quedó en la pierna fue producida por una araña de rincón”.
Esta es una araña que suele esconderse en rincones de difícil acceso, de ahí su nombre y muchos la consideran como la más peligrosa de las arañas ya que su mordedura produce generalmente reacciones sistémicas severas e incluso la muerte.