Hermes Benjamín Vera Vera, en cierta forma es un hombre público. Lleva varios años trabajando de barman. Atento, servicial, siempre tiene una sonrisa amable y precisa para sus clientes. Pero detrás de la simpatía oculta una historia que pocos conocen. A los 17 años fue detenido y llevado al campo de prisioneros de Isla Dawson. Nunca más se atrevió a volver, menos contar su paso por ese territorio inhóspito. Ni siquiera pensó en inscribirse en el primer viaje realizado el año 2003. En el segundo, año 2010, el temor por ser incomprendido continuó, postergando sus ganas de reencontrarse con el capítulo más difícil de su vida. Recién hoy, a los 57 años, siente que por fin logra cerrar un ciclo.
“No vine antes por el trabajo que tengo. Atiendo público y a diferentes tipos de personas y con trago la gente se pone distinta y difícil y para no tener problemas con ese tipo de cosas, me he mantenido bajo perfil, nunca hablo del tema, pero hoy día siento que la mente del chileno cambió. Vivimos una situación distinta y me decidí a venir y a hablar con usted, por ejemplo”, sentencia Vera.
Sus pasos avanzan lentos por el antiguo campamento que se ubicó en Río Chico, Isla Dawson, a 20 kilómetros aproximadamente de Puerto Harris. En el lugar hoy no hay nada. Sólo huellas indelebles de piedras más oscuras marcan los contornos y permiten adivinar la ubicación de las cinco barracas que cobijaron a más de 850 prisioneros políticos el año 1973.