El gobierno australiano declaró ayer estado de emergencia en el sudeste del país a causa de los graves incendios forestales que ya han destruido más de 200 casas y los temores por las adversas condiciones meteorológicas. La orden permite que el personal de emergencia evacúe a los residentes si es necesario por la fuerza y que corte el suministro eléctrico. “Hacemos planes para la peor de las situaciones y esperamos lo mejor”, dijo el Primer Ministro del Estado de Nueva Gales del Sur, Barry O’Farrell.
Las autoridades combaten unos 50 diferentes focos y alertaron de que dos incendios separados en las Montañas Azules, unos 70 kilómetros al oeste de Sydney, podrían juntarse y avanzar sobre la ciudad. Los diferentes incendios se han combinado de modo de que abarcan un perímetro de más de 400 kilómetros y han quemado más de 35.000 hectáreas.