“Sabemos que el hijo nos escucha y que ese apoyo es estimulador para su recuperación. Los médicos nos dicen que eso lo percibe”, dijo su padre, Pedro Alvarado Gómez. El estudiante Esteban Alvarado Cahuas, que fue golpeado violentamente con un bate de béisbol en la cabeza, se agravó ayer producto de un problema pulmonar. Al parecer, por un golpe no detectado inicialmente.
Si bien el Hospital Clínico de Magallanes no ha emitido parte médico sobre el estado de salud del paciente, el padre de la víctima, Pedro Alvarado, dijo que lo anterior lo deduce de lo que le informó el neurocirujano tratante, Cristián Reyes a quien, de paso, agradeció públicamente el trato y dedicación hacia su hijo. Al igual, dijo, que el equipo de la Unidad de Cuidados Intensivos, “porque todos se han portado de mil maravillas. No tengo nada que decir, gente muy profesional en lo suyo, que nos informa todos los días la situación de nuestro hijo”.
El médico tratante les comunicó que de la presión craneana el paciente ha evolucionado muy bien, “pero hoy (ayer) se encontró con un problema pulmonar, que puede ser producto de un golpe no detectado a tiempo, y que aparentemente habría una infección en esa zona”.
La tranquilidad de la familia es que saben que en el centro asistencial están trabajando con toda la tecnología disponible y poniendo todo de su parte.
Por ahora el hijo se mantiene en coma inducido, y según nos dicen los médicos será por los días que sea necesario.
“Le hablamos”
Durante el horario de visitas, cuando están al lado de Esteban, le hablan de su hija y de la cantidad de amigos que llegan a verlo. “No pensé que era tan regalón de todos: en Inacap, en su trabajo; además de mis amigos y cercanos a la familia”.
El ex comandante del Cuerpo de Bomberos señaló: “Sabemos que el hijo nos escucha y que ese apoyo es estimulador para su recuperación. Los médicos nos dicen que eso lo percibe”.
Vuelco
La vida cambió bruscamente para Pedro Alvarado y su esposa. “Ahora permanecemos 16 a 17 horas en el hospital. Llegamos en la mañana y nos vamos en la noche”, lo cual les trastocó el diario vivir.
Sobre la agresión de su hijo, Pedro Alvarado reflexiona que al escuchar las noticias y ver que se cometen estos delitos, “uno nunca piensa que le puede suceder a uno”. Y remarca que nadie está preparado para algo así. “En mi caso, por mi actividad bomberil, nos entrenan y capacitan para enfrentar situaciones extremas, día a día. Sin embargo, vivirla en forma personal hace que cambie todo”.
Como será que un día no quería entrar a ver a su hijo, “porque el impacto visual era muy fuerte, verlo todo entubado y en coma, pero un amigo me convenció de ingresar”, comentó con mucha tristeza y conteniendo las lagrimas.
No obstante el dolor, Pedro Alvarado reiteró sentirse extremadamente agradecido de los apoyos externos. Y sobre todo por las cadenas de oración, de gente que llega a las 22.00 horas al hospital, y después los amigos que van a la casa.
Esteban tiene una hermana de 9 años de edad, que pregunta todos los días por él y pregunta cuándo vuelve a la casa. Además de una hija, que este viernes cumple tres años de edad, celebración para la que el joven padre venía juntando dinero para festejar en un local de eventos. Deseo que por ahora se truncó.
“Siempre me pregunto por qué le sucedió esto, por qué”, dijo Alvarado.
El día anterior, el martes que jugaba Chile, a Esteban le sustrajeron el celular, desde un casillero en su trabajo. Esto Pedro no lo sabía, por eso le llamó la atención que después de la clasificación el hijo no se contactara con ellos. Ahí fue cuando la esposa le comentó que andaba sin teléfono. Para el padre este detalle no es algo menor, ya que tal vez un contacto telefónico previo le habría permitido saber donde estaba y lo habría ido a buscar, como solía hacerlo.