
Después de años buscando reservas de garantías, la franquicia angelina los ha encontrado en la figura de Meeks, Kaman o Farmar. Jugadores de segunda línea que están a la altura. Aún sin Kobe Bryant en pista –está lesionado y no volverá al menos hasta diciembre-, Los Lakers están ganando partidos con cierta solvencia. Mantienen un balance equilibrado (2-2), pero han tenido opciones de triunfo en todos los encuentros.
La clave de ese éxito está en el banquillo. El de Los Lakers es, por ahora, el mejor de la NBA. La aportación de los hombres que han salido de refresco es de 55 puntos y 26 rebotes por partido. La mayor de toda la liga. El año pasado, en esta misma clasificación, Los Lakers eran antepenúltimos, con un paupérrimo registro de 25 puntos y 12 rebotes, prácticamente la mitad de lo que promedian esta temporada.
La mejora viene dada por la llegada de hombres como Kaman, un pívot muy rocoso que actúa como suplente de Gasol, Meeks o Farmar, exteriores con buena mano que suelen aprovechar las pocas opciones que se les presentan. La ausencia de Bryant ofrece, además, más alternativas de ataque al resto. El escolta está acostumbrado a acumular mucha responsabilidad en ataque, algo que él en parte achaca a esa falta de compromiso. Cuando regrese, si todo sigue igual, D’Antoni debería explicarle que hay más muñecas que la suya. Tarea complicada, pero que sería beneficiosa para el equipo.
Mientras llega ese momento, Los Lakers continúan acumulando victorias.