
Paradojalmente el hombre confesó el crimen, y se entregó en la fiscalía, el 5 de noviembre, mismo día en que cumplía aniversario de matrimonio.
El papelito que gatilló el crimen
La relación sentimental entre Ruth y Héctor venía mal hace tiempo. Sin embargo el marido quería recomponer las cosas, aunque al parecer los deseos no eran recíprocos debido a una relación sentimental paralela que la víctima había iniciado con un compañero de trabajo.
El fatídico lunes 28 de octubre Briones se retiró antes del trabajo por un fuerte dolor estomacal. Pasado el mediodía se encontraba en su casa, en la Población Nelda Panicucci, cuando llegó Ruth y a los pocos minutos se inició una discusión entre ambos, basada en la supuesta infidelidad que el imputado le reprochaba y que encontró asidero en un papel que a la mujer se le cayó al suelo desde un bolsillo del pantalón o la chaqueta. Ella no se percató, pero sí él. Era una boleta en blanco en que Briones leyó. En manuscrito decía: “Te extraño bebé, te amo”, firmaba un tal Víctor, una persona que el imputado conocía porque antes había estado en la casa.
Esto le confirmó la relación extramarital y luego, “encontrándose la víctima sobre su cama, y el imputado a los pies, procedió por celos a ofuscarse y a reaccionar en forma violenta”, señaló el fiscal Felipe Aguirre en la audiencia de formalización de cargos.
En ese momento la tomó con las manos del cuello y comenzó a asfixiarla, mientras la mujer realizaba denodados esfuerzos para evitar el desenlace fatal. Pero las fuerzas del hombre eran incontrolables hasta que comenzó a pegarle, agrediéndola en diversas partes del cuerpo y cabeza dejándola con un traumatismo cráneoencefálico. “Con el accionar homicida le causó la muerte a la víctima”, detalló el fiscal.
Vertedero
Consumado el crimen, Briones no se entregó. Al contrario, en vez de autodenunciarse, ocultó el cuerpo. Primero en su casa y después en el vertedero, hasta que acorralado por las evidencias en su contra resolvió entregarse.
Espeluznante
El espeluznante relato que entregó el fiscal en la audiencia estremeció al público, principalmente a familiares de la mujer y la madre del imputado, quien en varios momentos rompió en llanto.
En la misma escena del crimen Briones tomó una sábana, bolsas de plástico y con cinta adhesiva envolvió el cadáver. Una vez hecho, el imputado tomó el cuerpo de su mujer y lo escondió en la misma casa, hasta el día siguiente, martes 29, cuando decidió llevarla al vertedero. Un lugar que conocía muy bien por su calidad de chofer de la empresa recolectora de basura Servitrans.
Esa mañana desvió por un momento la ruta habitual y se dirigió a su domicilio, para cargar en el camión el cuerpo de la mujer. Para no ser sorprendido, pidió a sus ayudantes que lo dejaran solo por un momento, argumentándoles que tenía una “movida”. Ahí condujo el camión hasta su domicilio, sin considerar un “detalle” no menor: que estos vehículos cuentan con GPS, lo que posteriormente ayudó a la Brigada de Homicidios a estrechar el cerco policial, cuando la captura del imputado era inminente.
Para no levantar mayores sospechas primero lanzó al camión un televisor viejo, simulando que era basura, y puso en marcha la compactadora. Sin embargo, cuando lanzó el cadáver de la mujer a la camada lo pensó unos segundos y no activó dicho dispositivo, de lo contrario el cuerpo hubiese quedado irreconocible.
Trabajadores vieron a su colega descargar el camión en el vertedero, “advirtiendo una actitud nerviosa y evasiva”. Luego de esto el hombre se dirigió a entregar el camión y posteriormente, en un hecho frío y calculador, llegó a la Primera Comisaría a presentar una denuncia por presunta desgracia por la desaparición de su esposa, la misma que había enterrado horas antes en el vertedero.
Ocho días después, el martes 5, Héctor Briones se presentó en la fiscalía, acompañado de su madre, decidido a confesar su crimen.