
El proceso -que dura 30 días aproximadamente- disminuye en 97% su gusto fuerte, adquiriendo un sabor dulce con toques afrutados que, según dicen, recuerdan a la ciruela.
“Uno de los atractivos de este producto, es que su elaboración es totalmente natural, sin uso o agregado de conservantes u otros aditivos químicos y tiene una larga vida útil. Además, sus oligoelementos esenciales se multiplican exponencialmente”, señala el coordinador de la iniciativa y dueño de la empresa, Patricio Varas.
Añade que gracias a la fermentación, el ajo negro “logra aumentar en diez veces las propiedades beneficiosas para la salud que tiene el ajo común” y que considerado un “superalimento”, pues comparado con el ajo tradicional contiene, por ejemplo, siete veces más polifenoles, cinco veces más antioxidantes y activa 72,8 veces más la eliminación de radicales libres.
Por su parte, el subdirector de FIA, Fernando Jordán, cuenta que la materia prima se comprará a pequeños agricultores de Chiloé y de la Región de Valparaíso, y que lo especial de este producto es que se produce con ajo chilote (allium ampeloprasum) y no con ajo común (allium sativa), que es el utilizado por el resto de los países productores.
“El proyecto permitirá agregar valor a la producción local de ajo, la que dispondrá de certificación orgánica e identificación geográfica de origen, una primicia a nivel mundial”, sostiene.