
Esto sucedió el miércoles en la tarde, durante la clase de primeros auxilios que Cancino impartía en el Liceo María Behety. El docente anunció un trabajo práctico para que el curso subiera las notas de una prueba anterior, donde la mayoría obtuvo malos resultados.
El “trabajo” consistía en identificar los órganos del cuerpo humano en un maniquí de plástico. Desalojó la sala y fue haciendo pasar de a uno a los estudiantes, para evaluar el desempeño en forma personal.
Todo iba bien hasta que le tocó el turno a la denunciante. Según la declaración que prestó a la Brigada de Delitos Sexuales de la PDI, el profesor le puso una venda en los ojos, y un gorro. Mediante el tacto identificaría los órganos del cuerpo humano. “En eso estaba cuando el profesor sacó su pene, haciendo que la víctima se lo tocara, aprovechando la incapacidad de la niña para oponerse, al estar vendada, para luego seguir con el ejercicio”, indicó el fiscal en la audiencia de formalización de cargos.
Mientras que la niña, en su declaración, confirmó que el profesor les ofreció un trabajo sorpresa para subir las notas. “A mí me vendó y dejó de pie, con una mano atrás, ya que él me pasaría los órganos, pero después de varios palpé un pene. No era de textura dura sino de piel, y saqué la mano. Después repitió el ejercicio y nuevamente toqué su pene. Por temor continué adelante hasta que sentí que se subía el cierre. Salí tiritando y pálida”, confesó la alumna.
Cuando el profesor se percató de que la alumna lo había descubierto, se retiró del recinto educacional antes de finalizar la clase. Luego fue informado de la denuncia que pesaba en su contra.
La jueza de turno, Mónica Mancilla, acogió las medidas cautelares solicitadas por el fiscal, consistentes en la prohibición de acercarse a la víctima y al establecimiento educacional donde estudia la alumna. Para el cierre de la investigación se fijó un plazo de 45 días.
Luego del control de detención, el docente recuperó su libertad.