
Fuentes del ministerio de Justicia del estado federado de Renania del Norte-Westfalia informaron ayer de la muerte del reo, nacido en 1921 y quien durante décadas llevó una existencia sin sobresaltos, hasta que la Audiencia de Aquisgrán le abrió un proceso por crímenes de guerra.
La justicia alemana lo declaró culpable en 2010 de los asesinatos de tres civiles, cometidos en 1944, y por los que había sido juzgado y condenado a muerte por un tribunal holandés tras el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Boere, quien ingresó en prisión en 2011, murió por causas naturales, indicaron las citadas fuentes.
El ex miembro de las SS fue condenado a los 88 años, tras un juicio tardío en que confesó haber asesinado a tres miembros de la resistencia contra Hitler en la Holanda ocupada.
Con 64 años de retraso respecto a las ejecuciones imputadas y 61 respecto a la primera condena en Amsterdam, el anciano escuchó la sentencia desde la silla de ruedas en la que siguió el juicio.
Boere fue durante el nazismo uno de los quince miembros del comando “Feldmeijer” creado para asesinar a miembros de la resistencia y se lo condenó por las ejecuciones probadas de tres civiles, en las ciudades holandesas de Breda, Voorschoten y Wassenaar.
El procesado tenía entonces 22 años, había ingresado en las SS con 18, por “puro fanatismo y convicción”, según su propia declaración en su juicio.
Tras servir en el frente del Este dos años fue destinado a Holanda -país de origen de su padre-, donde se le asignó a ese comando.
El cometido de los miembros de “Feldmeijer” era buscar en sus domicilios y asesinar a sangre fría a civiles sospechosos de pertenecer a la resistencia antihitleriana.
Su modo de operar consistía en presentarse ante la puerta de su casa, cerciorarse de su identidad y matarlos a tiros, estuvieran o no en presencia de sus familiares.