
Aprendió el oficio de una amiga que la invitó a asistir a clases de cerámica.
Se fascinó tanto del proceso de transformación del barro a la pieza terminada, que a los tres meses de las clases se compró un horno y comenzó a capacitarse a través de talleres dictados por distintos servicios públicos y universidades.
Lleva 30 años dedicada al oficio y se siente plenamente realizada. Siente la cerámica como una artesanía activa. “Todo empezó como hobbie y la cerámica me fue llenando y ocupando cada vez más mi tiempo y espacio. Siempre estoy en busca de algo que me identifique. Permanentemente he pretendido que mis trabajos sean auténticos y en esa búsqueda he llegado a conseguir, por ejemplo, cosas que me apasionan como texturas y colores diferentes”.
Actualmente tiene un puesto en el pueblo artesanal “Etherh Aike” de Puerto Natales y gracias a su perseverancia y a Conaf, el año pasado logró ser la primera persona en tener una concesión en el 2do lugar más visitado en la región: La Cueva del Milodón, a través de un puesto de ventas.
“Ese trabajo costó bastante. Luego de varias conversaciones logré que creyeran en mi proyecto y por eso estoy muy agradecida por la confianza que tuvieron en mí”.
La atención en el puesto de ventas de la Cueva del Milodón es todos los días en temporada alta, desde el mes de septiembre hasta abril.
“Es un trabajo bien agotador, pero tiene muchas recompensas. Ha sido un período de mucho aprendizaje, y ahora con la ayuda del programa de Corfo, espero aprender y mejorar mucho más”.