
“Cada cual en su vida personal puede tener un momento de dificultad y ese es nuestro caso. Son momentos dolorosos”, expresó Hollande y añadió que “los asuntos privados se tratan en privado”, expresó el mandatario.
Aunque buena parte de la clase política francesa ha coincidido con Hollande en que tiene derecho a una vida privada, algunos de sus rivales políticos, como el presidente del partido conservador UMP, Jean-François Copé, también han insistido en que clarifique ciertos elementos, en particular si su pareja oficial, Valérie Trierweiler, se sigue considerando la primera dama.
Esa figura no tiene ningún estatuto legal en Francia, pero en la práctica Trierweiler tiene un gabinete de cuatro personas en el Elíseo pagado con dinero público, al igual que algunos de sus desplazamientos, considerados oficiales, y su dispositivo de seguridad.
La que ha sido la compañera de Hollande en los últimos años, hospitalizada desde que se hizo pública la presunta relación con Gayet, también ha indicado que quiere saber cuál será su situación oficial.
Otra cuestión con una dimensión política de las escapadas amorosas del jefe del Estado es hasta qué punto estaba garantizada su seguridad.