Es la historia de su ideólogo, el francés Thierry Sabine, quien fue “iluminado” en el desierto, el mismo donde murió en 1986 en un accidente en helicóptero. Le llaman el “Rally Maldito”, “La Carrera Infernal”. Su importancia en el mundo deportivo, su nivel, su glamour, son lo primero que se encuentra al intentar obtener información sobre el llamado Rally Dakar. Sin embargo, como en todo, existe un lado B, un lado oculto que da cuenta de una historia que sobrecoge y que tiene que ver con el antes y los primeros años de una prueba que a través del desierto unió desde 1979 París y la capital de Senegal.
Su existencia está marcada no sólo por la velocidad y la competencia. Su desarrollo registra más de medio centenar de fallecidos, entre pilotos, periodistas y público, y por la historia de su ideólogo y fundador, el también deportista Thierry Sabine.
Llamado del desierto
Sabine, de nacionalidad francesa, fue un exitoso piloto de motocicletas nacido en 1949, que vivió un episodio oscuro durante el Rally Costa de Marfil-Costa Azul cuando se extravió en el desierto de Teneré.
Aquella experiencia la daría a conocer años después, cuando ya se había convertido en el ideólogo del Rally París-Dakar.
Cuenta que abandonado a su suerte en el calor del desierto, intentó sin éxito salir de las arenas. Sin gasolina ni agua, se dio cuenta que había gastado esfuerzos caminando en círculo y que sus horas estaban contadas. Su única posibilidad, reconoció, era un milagro.
Al borde del delirio, recuerda que tomó la medalla de Fátima que llevaba en el cuello, arrojándola a la arena. Sabine había adoptado una decisión, dejarse morir de acuerdo a la tradición tuareg, de tirarse sobre la arena con la nuca al sol. En un par de minutos viene la inconsciencia y el deceso.
Sin embargo, un avión en los cielos le haría cambiar de planes. Uno de sus colaboradores había comenzado su búsqueda. Sin embargo, ante la imposibilidad de un aterrizaje, la opción era arrojarle agua y alimentos, además de un mensaje asegurándole que volverían con él.
La historia, si bien tuvo un final feliz, no estaría exenta de dificultades. Puesto a que al regreso de la ayuda, Sabine no fue visto. Las horas pasaron, hasta que una señal en el cielo, que sería calificada como un milagro por el piloto de la avioneta, permitió ubicar el punto exacto del deportista, quien estaba al borde de la muerte.
Thierry Sabine fue rescatado. Meses después, ya estaba trabajando en la competencia que llamaría Rally París-Dakar, una especie de “revelación” que tuvo durante sus horas bajo el calor del desierto.
Abrupto final
Sin embargo, el destino le tendría preparada otra sorpresa. En 1986, junto a una delegación de dirigentes y amigos, abordó un helicóptero para recorrer parte del circuito en el desierto. La nave enfrentó una tormenta de arena y terminó estrellándose. Sabine perdió la vida en el accidente.
El año 2008 el París-Dakar fue suspendido por recomendación del Gobierno de Francia, por el riesgo de atentados terroristas en territorio africano. Al año siguiente, la prueba lleva sólo el nombre de Dakar, teniendo a Chile y Argentina como escenarios, sumando luego a Perú y Bolivia.