Las leyendas de amor son ancestrales y no cesan de construirse. Sin embargo, la historia del puente de los candados de París, nos remonta a una leyenda reciente. Se cuenta que la tradición comenzó en este siglo, en Roma, en el Puente Milvio donde los enamorados ponen candados en las farolas. Sin embargo, pronto llegó a París, en los muchos puentes que tiene la ciudad. Pero sobre todo, uno de ellos. El puente de París al que los enamorados van a poner los candados se llama “Puente de las Artes”. Utilizado ocasionalmente para exposiciones artísticas, es también un lugar que atrae a los turistas, pintores, dibujantes y fotógrafos por las panorámicas que ofrece de la Isla de la Cité. En años recientes, el puente ha sido utilizado como escenario para una costumbre de parejas que visitan París. El gesto consiste en cerrar un candado en el puente, el cual tiene escrito los nombres de la pareja o algún otro mensaje. Posteriormente la llave del candado es arrojada al Río Sena, para que guarde por siempre en el fondo de sus aguas la promesa de amor, y no haya manera de deshacerla.
Pero la moda de jurar fidelidad eterna a la pareja colgando un trozo de metal en la calle, y deshaciéndose de las llaves, también llegó a Chile. Y el puente Racamalac en Providencia, Santiago, se convirtió en el escenario ideal para que los enamorados cuelguen su candado mirando la puesta de sol. Actualmente ya hay más de 500 sobre la pasarela que cruza el Río Mapocho, y se espera que los cerrojos se multipliquen el próximo 14 de febrero, día ideal para jurarse amor eterno celebrando a San Valentín.
Punta Arenas no quiso ser ajena a esta tradición. En el Cerro de la Cruz se puede ver que ya varios enamorados, en sus ansias de jurarse amor eterno, fueron a colocar su propio candado, ¿Será que en el fin del mundo arrojan su llave al Estrecho de Magallanes?