
Unas cifras que son más amplias en el caso de Florida. “Este es una de las grandes conclusiones de la encuesta. En los últimos 55 años se daba por hecho que con Cuba no se jugaba para no poner en juego la baza electoral de Florida. Esa realidad ha dejado de existir”, sostiene Schechter.
Nuevas generaciones de cubanonorteamericanos coinciden en que la política de las últimas cinco décadas no ha funcionado y son quienes apoyan con mayor firmeza una aproximación diferente hacia la isla. “Esperamos que las conclusiones provoquen en la Administración Obama reflexiones importantes sobre los supuestos riesgos electorales de normalizar las relaciones con Cuba. Este estudio demuestra que éstos no son tan altos”, señala Schechter.
La violación de los derechos humanos por parte del régimen castrista es, de acuerdo con la encuesta, el principal motivo para mantener el embargo. Para el 50%, se trata de una razón de peso para no levantarlo, frente al 43% que no lo considera así.
Estos resultados reavivaron el debate en el Congreso sobre la conveniencia de revisar la política de Washington hacia la isla. “Es el momento de que la Casa Blanca y el Congreso tengan el coraje de cambiar la actual política”, dijo el senador demócrata Patrick Leahy.