“El llamado es a la confianza en la garantía que se está dando por parte del Estado o el Instituto de Salud Pública”. Con estas palabras el ministro de Salud, Jaime Mañalich, se dirigió a la ciudadanía a días de la entrada en vigencia de la Ley de Fármacos. Recalcó la importancia de confiar en los medicamentos bioequivalentes al momento de adquirir un fármaco en la farmacia, sobre todo porque los precios de un bioequivalente “oscilan entre un décimo y un veinteavo del valor” de otros medicamentos de marca. Además aclaró que los medicamentos bioequivalentes son similares o copias del medicamento original cuyas patentes de exclusividad han vencido y por lo mismo otros laboratorios están autorizados para fabricarlos.
Asímismo, señaló que el Instituto de Salud Pública (ISP) garantiza su calidad ya que “para registrarlo como bioequivalente el ISP exige pruebas de laboratorio o en personas (voluntarios) que demuestren que el efecto de este medicamento es idéntico al original”.
Por último, indicó que los rumores y reacciones a la ley serían recurrentes en los próximos meses, sobretodo, de parte de la industria farmacéutica que podría difundir mensajes infundados sobre ciertos medicamentos, llamando a tener cuidado “con esos relatos
anecdóticos que no tienen ninguna base científica” ya que estos medicamentos bioequivalentes no producen malestar ni efectos adversos.
