Pero nadie alzó la voz, nadie dijo algo al respecto. Ese es sólo un ejemplo del descuido que hay con estructuras emplazadas en distintos puntos de la capital magallánica y que no tienen una supervigilancia. El municipio culpa al Serviu y este último organismo responsabiliza a la entidad edilicia, pero nadie se atreve a “ponerle el cascabel al gato”. En la Plaza de Armas de Punta Arenas hay otro ejemplo con la pileta que está seriamente dañada y sin utilizarse por mucho tiempo. La responsabilidad es de todos, los transeúntes también han mal utilizado y provocado deterioro, pero es hora de que alguien haga algo, si no esas estructuras que tuvieron costos millonarios terminarán por ser un estorbo que estéticamente perjudicará aún más el entorno.