“Magallanes hoy está en buen pie. Con bajo nivel de cesantía y un crecimiento líder a nivel país. Pero la ciudadanía no es conformista y anhela sentir que esta región es parte de Chile”. Independiente del Gobierno que esté de turno, todos los habitantes de este país hoy nos levantamos para seguir trabajando. Con el cambio de mando, se podrían experimentar modificaciones en ciertas políticas públicas, impulsadas por la Nueva Mayoría. Pero ¿qué significa ello para el ciudadano de a pie? Poco, porque la vida no cambia con otro Gobierno. La población deberá continuar con sus labores: deberá pagar sus cuentas, solucionar sus problemas domésticos e intentar ser felices rodeados de sus seres más queridos. Desde hoy la gente exigirá el cumplimiento de las promesas, muchas veces difíciles de concretar. Pero la vida sigue y las demandas ciudadanas de este rincón del mundo se mantienen y no han sido resueltas en varios gobiernos (de derecha o izquierda). Esos problemas existen, pero los mandatos presidenciales han sido muy centralistas y hasta egoístas con las zonas extremas. Un ejemplo de ello ha sido el tema del gas. Este problema energético no fue sólo la piedra del zapato para el Gobierno de Sebastián Piñera, también fue un problema para la anterior administración de Michelle Bachelet al que en su momento no se le dio solución. Magallanes hoy está en buen pie. Con una baja cesantía y con un nivel de crecimiento digno de imitar, pero quienes hacemos patria en este rincón no podemos pecar de conformistas. Anhelamos mejoras y que de una vez por todas Chile llegue hasta Magallanes. La vida continúa y el objetivo de muchos es el crecimiento con igualdad. Ello dependerá de todos, porque mañana igual habrá que levantarse para trabajar.