A fines de la década pasada, esta leyenda del “folk” fue propuesta para el Festival Folklórico en la Patagonia. Sin embargo, el entonces presidente del evento preguntó con aire de respuesta: “¿Y quién es esa?”. Si hay un espacio que es cultivo eterno de las llamadas leyendas urbanas, es la música.
Las historias, anécdotas y mitos circulan por mil, a todo nivel, muchas veces con artistas que nunca supieron que fueron parte de un episodio de la cultura popular. Pasó con Jimi Hendrix y su supuesta visita a Chile, que le inspiró la canción “Voodoo Chile”; con la supuesta “yeta” de Palmenia Pizarro y la “exitosa” incursión de Luis Dimas en Las Vegas, compartiendo escenario con el mismísimo Elvis Presley.
Por estos días, se encuentra en Chile la cantautora Joan Báez, leyenda de la canción protesta, quien en 1969 fue parte de la exclusiva lista de artistas invitados a Woodstock.
Lo que seguramente, la propia Báez desconoce, es que a finales de la pasada década pudo haber cantado en Magallanes. Por aquel entonces el Festival Folklórico en la Patagonia no vivía uno de sus mejores momentos. El municipio de Punta Arenas estaba empeñado en desmarcarse del evento, incluso organizando un festival paralelo, y los organizadores vivían en una constante discusión y lucha de poder que terminó con asestarle un daño monumental a este patrimonio de la cultura de la Patagonia.
Fue en ese momento cuando, entre las propuestas para conformar la lista de artistas, se le propuso al “debutante” presidente de la Corporación Patagónica de aquel entonces el nombre de Joan Báez. “¿Y quién es esa?”, fue la pregunta con aire de respuesta que dio el directivo, recibiendo como respuesta un pequeño currículum de la artista. Bastaba mencionar algunos episodios, como que a principios de los ‘60 fue el rostro más popular de la música folk y de protesta, que encabezó actos políticos como la “Marcha sobre Washington” en 1963, junto a Martin Luther King, y que fue pareja de otro “eterno”: Bob Dylan. Ni hablar de su activismo en Vietnam, sus portadas en Rolling Stones y su incansable lucha por los derechos humanos.
¿Quién es esa? fue la pregunta respuesta que significó bajarle de inmediato el dedo a la posibilidad de tener a Báez sobre el escenario Festival Folklórico en la Patagonia. Porque después de dar a conocer parte de la trayectoria, un “eso no es folklore” cerraría el diálogo.
La posibilidad de traerla era cierta, posible. Sin embargo, la estrechez, el desconocimiento y la testarudez, terminaron por cortar las alas a una posibilidad que ni siquiera alcanzó a emprender vuelo.
Hoy, el mismo magallánico que la propuso viaja hacia Santiago para disfrutar de la visita de Joan. La artista ofreció el pasado miércoles una conferencia de prensa en la antesala de los dos conciertos que realizará en Chile (este fin de semana en el Teatro Caupolicán), donde además de hablar sobre su relación de amistad con la Presidenta Michelle Bachelet y de sus shows, recibió un regalo de parte de la Agrupación de Mujeres Democráticas.
Se trató de la copia del cassette con la grabación del concierto que ofreció en Chile en 1981, una cita clandestina en una iglesia.
Mito urbano o no, lo cierto es que nadie, con toda seguridad, sabe de aquella conversación que pudo haber traído la poesía y el canto de Joan Báez a la tierra magallánica. Nadie, salvo las tres personas que fueron parte de aquella reunión. Doy fe de aquello.