
Al igual que su símil legal, su atractivo radica en la simplicidad: uno busca la película, hace clic y la ve. Esto es gracias a que combina el uso de torrents -archivos para descargar contenido audiovisual- con un programa que muestra las películas “a la carta”, sin obligar al usuario a bajarse el pesado archivo a su computador.
Al igual que Cuevana, fue creado por argentinos que querían crear “una manera mejor y más simple de ver películas”. “Empezamos hace unos 30 días”, señaló “Pochoclín” (así prefirió identificarse), uno de sus creadores a la BBC de Londres.
El programa está actualmente en beta (versión experimental) y está disponible para Windows, Mac y Linux y las aplicaciones son de código abierto u “Opensource”, es decir, que cualquier cibernauta puede y aportar ideas.
“Somos varias personas colaborando desde todo el mundo, entre ellos diseñadores y programadores. Comenzamos siendo 10, y ahora hay más de 70 personas colaborando”, explica “Pochoclín”.
Sin embargo, asegura que “no buscamos ganar dinero” y que declinan las ofertas comerciales que les llegan.
Pero a pesar de que se deslindan de toda responsabilidad, el consagrado cineasta argentino Juan José Campanella (ganador del Oscar por “El secreto de sus ojos”) lanzó sus dardos a través de su cuenta en Twitter contra uno de los fundadores de Popcorn Time y lo calificó de “chorro” o ladrón.
Pero la pregunta del millón es: ¿cuán legal es todo esto? Los creadores se amparan en el mismo argumento que los de Cuevana: que ellos no contienen las películas pirateadas sino que mandan al usuario a otros sitios que alojan contenido. De hecho al entrar a la página aparece la advertencia “descargar material con derechos de autor puede ser ilegal en tu país. Úsalo bajo tu propia responsabilidad”.