Las partes quemadas de este alimento contienen acrilamida, un compuesto que se ha probado cancerígeno y neurotóxico, de acuerdo a expertos franceses. No cabe duda que una de las comidas más tentadoras son las papas fritas. Es una de las guarniciones más preferidas por los comensales, pero que durante este último tiempo han sido objeto de investigación por parte de un grupo importante de científicos alrededor del mundo.
Al igual que los cereales y el café, la papa es un alimento rico en almidón y que cocinada a temperaturas superiores a los 120 °C, generan una reacción química que origina productos tóxicos como la acrilamida, que acelera el envejecimiento, según un estudio de la Academia Nacional de Farmacia de Francia, dirigido por el experto en Biología de la Universidad de Lille, Eric Boulanger.
En resumidas cuentas, las altas temperaturas ocasionan “un proceso de glicación avanzada, conocido como AGE, que puede acelerar el envejecimiento”, según lo afirmado por el documento.
El compuesto, -apreciable en las partes quemadas del alimento-, se ha comprobado que es cancerígeno y neurotóxico en células animales, mas no para los humanos, por lo que a raíz de la investigación, se estableció un vínculo entre los alimentos y el envejecimiento vascular, que crea mayor rigidez en las arterias e hipertensión.
La acrilamida no solamente se encuentra en las papas fritas. También pueden estar cuando son horneadas, así como también en el pan tostado, las galletas y el pan blanco.
Los expertos indicaron que este tipo de componentes serían peligrosos por la dieta actual que tiene la población.
Las papas fritas son parte de la alimentación habitual del mundo y, por lo mismo, su alto rango de peligrosidad, por lo que se ha tenido tanto en la mira su aporte en los regímenes nutricionales. También se suma a otro estudio estadounidense realizado en hombres y animales que muestra datos avanzados sobre la repercusión de estos productos en la memoria, algo muy similar al mal de Alzheimer.
Para evitar consecuencias negativas, los investigadores franceses recomendaron a la población en general cocinar los alimentos con agua, vapor o en el microondas, en vez de colocarlos frente a una parrilla, sartén con aceite caliente u hornearlos a temperaturas muy altas.