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El prestigioso centro de investigación y estudios, en un intento de objetivar la fama en el mundo, desarrolló el proyecto Pantheon, donde creó un algoritmo que combina factores tales como la cantidad de idiomas en los que aparece un personaje en Wikipedia y la cantidad de visitas a estas páginas web, entre otros.
Pantheon analizó a 11.338 personajes en el mundo nacidos entre el año 4.000 AC y el 2010 DC, y determinó que el más famoso de todos era nada menos que Aristóteles. Recién en el lugar 411 aparece el primer chileno: Neruda. Le siguen, en orden decreciente, Pinochet (750), Salvador Allende (1.007), Gabriela Mistral (2.898), Bachelet (3.897) y Alejandro Jodorowsky (4.012). El último compatriota de la lista es Mauricio Isla, que ocupa el puesto número 10.527. Famosos todos. Sin embargo, entre medio, aparecen algunos chilenos que quizás fueron más famosos fuera que dentro de Chile.
Por ejemplo, en el lugar 7.468 aparece un señor llamado Hugo Gunckel Lüer. Según Wikipedia, Gunckel nació el 10 de agosto de 1901 en Valdivia y falleció en Santiago en 1997. Fue botánico, farmacéutico, historiador, académico y hasta fue alcalde de Corral. Luego, en el lugar 7.503, aparece otro conocido-desconocido. Se trata del poeta Sergio Badilla Castro. Nacido en Valparaíso en 1947, partió al exilio en 1973 y deambuló por países tan disímiles como Argentina, Rumania y Suecia.
Por último, en el puesto 10.344, aparece Chris Watson, que nació en Valparaíso en 1867 y falleció en Sidney, Australia, en 1941. Hijo de chileno, fue primer ministro en Australia y aquí viene el dato más curioso: hasta después de su muerte se ocultó su origen chileno, dado que no podía ser ministro alguien nacido fuera del Commonwealth.
Chileno en proyecto
César Hidalgo, físico de la Universidad Católica que hoy dirige el grupo Macro Connections del MIT, es parte del equipo de Pantheon. El investigador, quien se especializa en la construcción de complejas herramientas para visualizar datos, inició el proyecto en 2012 para remediar una carencia clave: aunque parámetros como el Producto Interno Bruto han servido por décadas para evaluar bienes y servicios e identificar necesidades en salud y educación, los logros humanos siguen sin contar con métodos de medición.
“Pantheon es un esfuerzo por compilar datos sobre estas obras con dos objetivos principales. Uno es introducir la producción cultural en la discusión de nuestro desarrollo. A medida que nuestra civilización avanza, necesitamos mediciones que no se enfoquen sólo en la habilidad de la gente de sobrevivir o de lograr un nivel básico de educación, sino que también en la habilidad para lograr cosas. La otra meta es estudiar empíricamente las dinámicas de la producción cultural global”, comentó el especialista a La Tercera.
La elaboración de Pantheon, que a futuro incorporará factores como conexiones sociales y profesionales, revela que los llamados “fantasmas de la información” son claves para el desarrollo humano. Después de todo, dicen los investigadores, nadie nació con la habilidad de curar enfermedades o de crear aviones, sino que esos talentos son resultado de la información generada por otros humanos que lograron incrustar ese conocimiento en libros, diseños mecánicos y otras obras tangibles y trascendentes.
Un ejemplo es Isaac Newton, físico inglés del siglo XVII que es considerado como uno de los científicos más influyentes de todos los tiempos y cuyos estudios de física y cálculo infinitesimal llevaron incluso a la invención de la computación moderna. De cierta forma, dice Hidalgo, el “fantasma” de la información generada por Newton (22 en el ranking de Pantheon con un IPH de 38.84) sigue viviendo hoy en los discos duros de los PC, los telescopios y los celulares que usamos.
Esto explica por qué la mayoría de las figuras más famosas de la lista incluida en Pantheon son “fantasmas”, es decir, personajes que murieron hace más de 1.500 años, pero que generaron obras cuyo impacto sigue siendo relevante hasta hoy. Para Hidalgo, la lección es que hacer cosas es lo que realmente importa para ser famoso: “La gente admira a quienes obtienen logros, ya sea enviar una pelota al fondo del arco, crear una canción que cautiva a millones, filmar una película memorable o realizar un hallazgo científico. Todas esas obras son acciones que, en el sentido más profundo, involucran la creación de nueva información”.