¿Trabajo u obligación?..Viendo el canal 7 de TV argentina, una profesora comentaba: “Antes nos íbamos a la escuela o al liceo, ahora decimos nos vamos al trabajo”... De ahí hacía una reflexión de cómo el magisterio dejó de encantarse con la educación o, de otra manera, cómo la sociedad hizo que el magisterio se desencantara con su profesión. Porque cuando reemplazamos colegio por trabajo, hay implícita una carga, una obligación, un deber que no precisamente tiene que ver con la vocación (ese “llamado silencioso”, como enseñaba el cura Muñoz y que a tantos nos sedujo). Porque más que trabajo, las personas debiéramos movernos por vocaciones, por motivaciones que tienen que ver con el espíritu, con algo (no precisamente dinero) que llene -más que tus bolsillos- tu interior... Pero, la vida nos enseñó, que las cosas no funcionan así: sueldos insuficientes que rayan en la indignidad, sostenedores avaros con el signo de la mezquindad que han hecho de la educación un negocio y de los profesores unos simples peones... Habrá que esperar mucho tiempo y mayor voluntad para devolver la confianza en el “ser profesor”, habrá que insistir (como majaderamente lo hago en estas líneas), para que autoridades competentes, preparadas, con visiones nuevas reviertan la crisis que nos golpea a diario y que sufren miles y miles de jóvenes. Porque decir (como muchos pregonan) que la educación municipal tiene sus bondades es una mentira más grande que los inicios del transantiago o el tratamiento de aguas lluvias en nuestra ciudad... ¡Exijo una explicación!... Conozco a poquísimos colegas que tienen a sus hijos en el sistema municipalizado (y la mayoría trabaja en el sistema)... Ni qué decir de nuestras dignas autoridades, asesores, directivos, astros en gestiones educacionales y cheques turbios... todos: repito, casi todos han mantenido a sus hijos en sistemas subvencionados o particulares... (El que escribe no es una excepción)... Entonces, otra vez más la pregunta asesina: si pregonan tanto las bondades de un sistema que se cae a pedazos ¿por qué no matricularon a sus hijos en liceos municipales?... Hummm, tarea para la casa... Como ven, nuestra profesión se ha convertido en una carga: no hay respeto, los insultos y agresiones van y vienen y, lo peor, todo se justifica... Como tantas veces he repetido y como dicen mis alumnos: “no hay ningún pesque”... Los papás justifican a los alumnos que faltan por quedarse a estudiar para la prueba de mañana, se enfurecen si les mandan a cortar el pelo, presentan licencias tránfugas para no hacer Educación Física y un largo etcétera... Somos “inmorales” si no usamos los libros que son complemento del aprendizaje y ni siquiera se te ocurra “poner un rojo” porque ahí sí que no sabes nada... El cuestionamiento viene por todos lados y nada lo detiene... En nuestro país “todos somos médicos y todos somos profesores”... No hay vuelta... ”No vayas donde ese doctor, no tiene idea... ¡Qué va a saber ése! No ese “profe” hace puras tonteras... Triste, ¿no?, pero así no más es. Queda un consuelo para muchos que abrazaron la pedagogía por vocación: la sonrisa de un niño, el agradecimiento de un padre, el reconocimiento de un exalumno, el saludo cordial de quien reconoce que algo hiciste por él... Mientras exista eso, seguiremos adelante... Mientras exista un niño que proteger, un adolescente que orientar, la pedagogía tiene y tendrá siempre sentido... Algún día volveremos a decir: me voy a mi escuela, me voy a mi liceo...Y nunca más el “ser profesor” será un simple trabajo... Para ustedes, como siempre, un abrazo. Especialmente para todos los anónimos trabajadores de mi patria y de mi región. Bendiciones para todos.
P.S.: menos para los que creen que nos convirtieron en simples obreros... Algún día, las alamedas, definitivamente se abrirán..
