Haciendo una rápida revisión de las opciones presidenciales, es posible distinguir diversos matices entre las LEGÍTIMAS posturas y propuestas presidenciales, pero en mi opinión, al buscar más profundamente la diversidad, contrariamente a lo que podría suponerse, muestran entre las posturas de quienes han transitado por la Concertación de Partidos por la Democracia, es decir Marcos Enríquez-Ominami, Alejandro Navarro, Jorge Arrate, Adolfo Zaldívar y obviamente Eduardo Frei Ruiz-Tagle, que estas no son todo lo abismantes que uno podría imaginar, todos indican, como elemento central de sus programas un cambio sustancial al modelo económico, para lograr disminuir la brecha entre pobres y ricos, no sólo del modelo económico, también la preocupación por el medio ambiente, la propiedad de los servicios básicos, los fondos de pensiones, la educación, la salud, en síntesis todos logran sintonizar con las principales preocupaciones de la comunidad nacional, entonces la pregunta es obvia, si las posturas son tan parecidas, ¿Porqué no se logró aglutinar en una sola opción presidencial estas preocupaciones y propuestas? Entonces aparecen las verdaderas diferencias, los ritmos, los procedimientos, los tiempos, los mecanismos, las alianzas, la profundidad de los cambios que se proponen, el realismo, la responsabilidad entre otras características, son algunas de las aristas que los diferencian, sin embargo, la separación de estas diversas vertientes que en un momento de la vida política del país fueron el sustento que permitió recuperar la democracia, hoy han optado por diversos caminos en busca de los que cada uno de ellos piensa que es lo mejor para Chile con absoluta legitimidad, sin embargo desde esta humilde columna resulta ineludible reflexionar: El tránsito de las campañas, las recriminaciones, los enojos, la rabia, las conveniencias personales, los egos, las pasadas de cuenta, ¿Serán motivos para optar y apoyar en segunda vuelta, a  una postura más antagónica a lo que históricamente han defendido? De verdad es difícil que eso suceda, o al menos creo que la gente que apoye a estos candidatos “díscolos”, van a optar en segunda vuelta por quien de alguna forma les dé una mayor confianza, que no se va a retroceder lo que se ha logrado avanzar, como también seguramente ese será un momento de acercar posiciones y negociar acciones que permitan incluir compromisos con el candidato que pase a segunda vuelta. Dicho lo anterior, no parece una ilusión que la Concertación nuevamente se transforme en el conglomerado que asuma el Gobierno el próximo año, pero debemos tener claro, que los avisos, las advertencias están hechas, ahora será responsabilidad de quienes encabecen la coalición, el rectificar lo que hay que rectificar, o como dicen otros “Hay que refundar y reformular la Concertación”.