“¡Muchachos: la contienda es desigual! Nunca nuestra bandera se ha arriado ante el enemigo, espero pues que no sea ésta la ocasión de hacerlo. Mientras yo esté vivo, esa bandera flameará en su lugar, y os aseguro que si muero, mis oficiales sabrán cumplir con su deber. ¡Viva Chile!”. Ciento treinta años han pasado desde que el joven e intrépido capitán de fragata, Arturo Prat Chacón, pronunciara esta arenga el 21 de mayo de 1879, en la batalla marítima más importante de Chile, pues marcó el principio del camino victorioso en la Guerra del Pacífico: el Combate Naval de Iquique.Hoy el comandante en jefe de la Tercera Zona Naval, el contralmirante Felipe Ojeda Simons, en su discurso de conmemoración del Centésimo Trigésimo aniversario de la gloriosa gesta de la rada de Iquique, hizo alusión a la necesidad de realizar un balance o contrapunto entre la realidad y los sueño institucionales del aún joven comandante Prat, y, los anhelos pasados y presentes de quienes generación tras generación, han vestido con orgullo el uniforme azul de la Armada de Chile.
En él, hizo alusión de los medios materiales con que contaba la Marina para enfrentar el conflicto y disputar la crucial hegemonía del mar. Sólo dos buques blindados, el “Cochrane” y el “Blanco”, ambos en regulares condiciones de mantenimiento. A lo anterior agréguese otras unidades menores y antiguas entre ellas la corbeta “Esmeralda”, la gloriosa y querida Mancarrona, una verdadera reliquia ya para esa época.
