
Otra de las conclusiones del estudio hace referencia directa al deterioro de los ecosistemas antárticos causado por la gran cantidad de turistas. Los principales impactos de los visitantes provienen del coste ambiental de los desplazamientos en emisiones de dióxido de carbono. El estudio revela que cada turista emite cerca de 4,4 toneladas de CO2 en su viaje.
Otros impactos, de menor incidencia pero de creciente relevancia, son las alteraciones en el comportamiento de la fauna y la flora y en el suelo, las especies invasoras y el calentamiento global, que todavía son reversibles.