
Si bien ya está claro que el contrato firmado entre la Empresa Nacional del Petróleo (Enap) y Gasco, que está operativo desde el 1 de junio, sólo afectará las arcas de los que consuman más de 25 mil metros cúbicos (m3) de gas al mes, según pudo constatar Diario El Pingüino, las boletas de este suministro se encarecieron en cerca de un 60% en los últimos siete años. “Tenemos que entender que los combustibles, en algún momento, tienen que subir, es una tendencia mundial. Enap y otras empresas del rubro, han hecho el esfuerzo para mantener el costo del consumo domiciliario”, explicaba a mediados de mayo el seremi de Minería, Miguel Sierpe.
Segundo golpe. Pese a que el gobierno ha anunciado en diversas oportunidades que el gas no afectará a los clientes residenciales, sí lo hará a través de las cuentas de energía eléctrica. “Los cálculos preliminares indican que el cargo unitario por energía base de un cliente residencial aumentaría en un 7,3%; mientras que el alza por este mismo concepto en el caso de los industriales significaría un aumento de un 15,8%”, anunció el 5 de mayo Edelmag.
Las diferencias que duelen
La condición de zona extrema le ha pasado en más de una oportunidad la cuenta a los magallánicos, pero en el caso del precio de los combustibles aún más. Y es que los casi $ 60 más que un automovilista de Punta Arenas debe pagar en comparación con uno de la capital, golpean fuerte la economía doméstica, más cuando el vehículo es una necesidad en una región donde el transporte público mayor no satisface.
A su vez, el precio de las gasolinas lleva una lamentable racha de cinco “alzas” consecutivas y, según Econsult, la próxima semana mantendría la tónica con una subida de $ 4, registrando un aumento cercano a los $ 50 sólo en junio. Si tomamos en cuenta que a mediados de febrero los valores de los combustibles estaban en $ 465,0, de 93 octanos; $493, de 95, y $ 527,0, los 97, y que hoy se encuentran en los $ 531,
$ 552, $ 569, respectivamente, este punto significa el tercer hoyo en el cinturón.
Ni el agua se salva. A mediados de marzo, con boleta en mano, constatamos que entre Magallanes, específicamente Punta Arenas, y Santiago, se registra una diferencia cercana a los $ 340 en el valor del m3 de agua potable, generando una nueva variación de precios que perjudica el costo de vida de los habitantes de la región.
Si tanta “alza” lo enferma, piénselo dos veces. A través de la denuncia de uno de nuestros lectores, constatamos que el producto Ulcratex de 40 mg., por ejemplo, registraba un excesivo cobro. El medicamento destinado a combatir problemas gástricos, tenía en Cruz Verde un valor de $ 23.816, mientras que en SalcoBrand lo encontró a sólo
$ 11.257, es decir, hay un sobre pago de $ 12.559 (un 112% más). Ante esta marcada diferencia, la directora del Servicio Nacional del Consumidor (Sernac), Pamela Ramírez, afirma que “el llamado es a cotizar bien antes de adquirir algún medicamento, ya que las diferencias están, son evidentes y perjudican directamente a los consumidores”.
Como las ofertas abundan y las “alzas” apremian, un buen crédito de consumo muchas veces puede ser la salvación. Sin embargo, hay que tener mucho ojo, ya que de acuerdo con una investigación del Diario de la gente, en la que se cotizaron préstamos por un mismo monto y plazo en diversas entidades financieras el pasado 19 de marzo, se pudo constatar que hay diferencias de alrededor de los $ 80.000 en el valor cuota entre uno y otro banco.
El desempleo se suma
Una de las “alzas” que más duele, justamente producto de todos estos aumentos, es el índice de desempleo en la región.
De acuerdo con el último informe del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), la cifra está rozando el 6%, la más alta de los últimos cinco años, y se estima que vuelva a subir en invierno. Al respecto, la titular del Trabajo en Magallanes, Maritza Oyarzo, comentó que “aquí hay dos temas: uno que es generar empleos o puestos de trabajo, que el gobierno lo ha asumido como una forma de mitigar la crisis, que en el fondo tiene que ver con todo lo que es la inversión pública. Lo otro, son las medidas que tienen que ver con mantener y proteger los puestos de trabajo”.
Con todo esto, queda en evidencia que “el costo de la vida sube otra vez” y en medio de las negociaciones que sostiene el gobierno con representantes de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la necesidad de que el reajuste del sueldo mínimo se sume a este club de las “alzas” es menester, aún más en una zona extrema como Magallanes, donde todo tiene un valor agregado.