Ayer fue pasado a control de detención por lesiones leves y por conducir en estado de ebriedad. Quedó con prohibición de acercarse a la víctima y le requisaron la licencia mientras dure la investigación.
Más calmado y profundamente arrepentido por los cargos que le son imputados, Orlando Guillermo Barría Barría debió enfrentar ayer a la justicia en el tribunal de Punta Arenas, por el cargo de lesiones en contexto de Violencia Intrafamiliar y por conducción en manifiesto estado de ebriedad.
Según informó el fiscal Eugenio Campos Lucero en la exposición de los cargos, el imputado fue detenido por funcionarios de Carabineros cerca de las 5.15 horas de ayer en los alrededores de su vivienda, ubicada en calle Ñandú 15, mientras conducía un Jeep marca Chevrolet Bleizer, placa patente LF-21.10.
Minutos antes, motivado al parecer por los celos y la ingesta de alcohol, el sujeto habría comenzado una acalorada discusión con su pareja y víctima, individualizada como Josefina del Carmen Barría Almonacid, quien habría recibido variados golpes de puño, resultando con lesiones de carácter leve, antes de ser ayudada por su hijo mayor, el que dio aviso, posteriormente, a Carabineros.
De acuerdo con los antecedentes del caso, expuestos en la audiencia de control de detención, Orlando Barría se habría quedado dormido luego de una agitada noche de bebida, pero intrigado por un mal sueño quizás, despertó acusando a su señora de reiteradas infidelidades, agrediéndola. Sin embargo, los celos y la rabia eran más, por lo que procedió a perseguirla por la casa con un bate.
“Se tomó unos tragos y después se quedó dormido, pero se despertó y comenzó a celarme. Me pegó y después me persiguió con un bate, pero llegó mi hijo y me acompañó al hospital. El es tomador”, acusó en su declaración a Carabineros la víctima.
Mientras era formalizado, Barría rompió en llanto; primero, porque el fiscal pidió al magistrado Jaime Álvarez Astete que el acusado hiciera abandono inmediato del hogar y que quedara con prohibición absoluta de acercarse a la víctima a menos de 30 metros; mientras que por la requisición de sus licencias, tipo A-1 y A-2, maldijo el alcohol y lo responsabilizó por su cometido, ya que sin ellas no podrá manejar el taxi-colectivo en el que trabaja.
Pese a que el abogado defensor de Barría, Leonardo Vallejos Ramírez, pidió al juez que no le revocara la licencia de conducir debido a que es parte fundamental para obtener sus ingresos, el magistrado tomó en cuenta que el sujeto tenía 1,87º de alcohol en la sangre al momento de la alcoholemia y que ya tenía una condena anterior por el mismo ilícito, decidió aceptar la medida cautelar pedida por el representante del Ministerio Público, por lo menos, por un lapso de 30 días, mientras dure la investigación.