El turismo en el Continente Blanco es una actividad que ha ido creciendo paulatinamente durante los últimos años. Sin ir más lejos durante la temporada pasada llegaron hasta la Antártica cerca de 50 mil turistas la gran mayoría provenientes de Europa y con ellos algunas especie invasoras.Según el estudio denominado “Valoración del Impacto Ambiental del Turismo Comercial Sobre los Ecosistemas Antárticos” publicado por la fundación Abertis, existirían casi doscientas nuevas especies reconocidas y documentadas, pero puede haber muchas más”, dice. En algunas islas subantárticas, incluso, existirían más especies nuevas que autóctonas.
La llegada de estas especies genera nuevas funciones biológicas y la acción del hombre provoca en la fauna “abandono de nidos, comportamientos alterados, incremento del nivel cardiaco, menor éxito reproductivo o la introducción de nuevos agentes patógenos”, destaca.
Peter Convey, uno de los biólogos que ha colaborado en la realización del informe, explica que algunas especies de musgos y líquenes presentes en zonas donde desembarcan los turistas tardan “décadas” en recuperarse después de ser pisadas, por lo que insta a “evaluar si el beneficio que se puede conseguir se corresponde con el impacto” sobre el medio ambiente.
