Es bueno que sepamos que ocurre en el mundo acerca de los estudios de la génesis del cáncer, enfermedad cuyo solo nombre estremece a un grueso de la población mundial, que desconoce su procedencia, pero lo que sí todos conocen es que aniquila y mata, y que los tratamientos son largos y caros, además que la medicina tradicional le atina a través de la quimioterapia, que no sólo  aniquila las células cancerosas, sino también las sanas que se encuentran cerca; que tampoco hace desaparecer el tumor canceroso, sino que sólo lo disminuye. Pero los estudiosos del tema, como el dr.Ryke Geerd Hamer, de origen alemán, cuyos estudios los realizó en la Universidad de Tubingen, inicialmente en Medicina y Teología, para luego seguir con las especialidades de Siquiatría, Pediatría, Medicina Interna y Radiología. Es profesor de las universidades de Tubingen y Heidelberg, además de inventor de una serie de artículos médicos, como el escalpelo eléctrico Hamer, una sierra para intervenciones óseas y un aparato que permite el diagnóstico sexológico transcutáneo. Como podemos ver, por currículo el hombre no se queda atrás. Dadas experiencias dramáticas vividas en el seno de su familia, la muerte de un hijo, el dr. Hamer desarrolló un cáncer de testículos y su esposa recae en varias enfermedades cancerosas, hasta morir de un infarto. A partir de estas experiencias, el dr. Hamer inicia su investigación y emite una hipótesis que tanto su cáncer como el de su esposa, se relacionaba con el brutal conflicto que les significó la muerte del hijo, llevándolo a formular lo que él denominó: la Ley de Hierro del Cáncer, piedra angular en la cual se articula la Nueva Medicina, ahora denominada Nueva Medicina Germana. En octubre de 1981, presenta la tesis de su descubrimiento en la facultad alemana de Tubingen, y el tribunal médico la desecha, instándolo a renunciar a ella o abandonar el ejercicio de la medicina, por no asumir las tesis convencionales sobre el cáncer, declarándolo no poseedor de las facultades de control de sí mismo, e incompetente para juzgar las necesidades de tratamiento contra el cáncer, desestimando las correlaciones que descubriera entre siquismo y cáncer. (Continuará)