
En el alegato de apertura, Felipe Aguirre indicó que la agresión correspondió a un crimen horrendo y cobarde en contra de la conviviente, quien actualmente tiene 33 años. Y añadió que “la acción del imputado truncó la vida de la víctima, quien tenía una carrera en el servicio público. Ahora se encuentra sin las facultades más importantes propias de la condición humana. Se le extirpó todo un lóbulo frontal y otro en parte, ello, por los trozos de proyectiles balísticos. Ella nunca volverá a ser como antes”.
Ayer, al término de la comunicación de la sentencia, Aguirre Pallavicini, admitió que “el tribunal acogió la solicitud de la fiscalía y el querellante para imponer la pena superior, considerando el grave daño que sufrió la víctima”.