
Detrás de las bolsas plásticas existe un problema medioambiental que data de mucho tiempo, y es que este elemento que facilita tanto la vida y es utilizado a diario, está lejos de ser amigable con el ambiente debido a su componente principal, que la hace degradarse en, por lo menos, 40 años.
En países europeos, éste problema está siendo tratado hace décadas, donde se han implementado diferentes disposiciones para evitar el uso del plástico en grandes cantidades como se hace en nuestro país.
Y es que el tema no se trata sólo de la tardanza de éstas en degradarse, sino que también influye el uso cotidiano que le dan las personas a ellas.
En Punta Arenas no es extraño ver bolsas volando cuando corre viento, lo que genera contaminación y ensucia la ciudad.
Para evitar esta situación, el ingeniero informático Rodrigo Salazar, casi de forma fortuita, se embarcó en un proyecto que pretende dejar en el pasado las bolsas plásticas y reemplazarlas por unas reutilizables fabricadas con un material menos dañino para el medioambiente.
Salazar se dedica a la limpieza de autos, pero quiso entregarle un valor agregado a su servicio, y fue así como llegó a utilizar bolsas de polipropileno, un material que se asemeja al género, pero que, de igual modo, es derivado del petróleo.
“Ahora estoy comenzando con la línea. Estas bolsas están hechas de polipropileno, que es derivado del plástico. La gran diferencia es que es reutilizable. Estás generando una bolsa que en vez de quedar tirada en el patio, tú la vas a estar utilizando”, afirmó.
Lograr un producto 100% biodegradable lleva un alto costo económico y no es conveniente montar un negocio así en Chile, incluso la legislación respecto del tema está muy atrasada.
Por esta razón, Salazar ha debido unirse estratégicamente con empresas argentinas, quienes se encuentran más avanzadas. De hecho, cuentan con una legislación dedicada al tema ecológico y medioambiental. “A mí no me gusta hablar del concepto ecológico. Que es un pequeño aporte, sí, pero no me voy a meter en el tema ecológico porque yo no produzco el material. Quiero aportar con que es una bolsa que no va a quedar tirada en la acera ni en el tacho de la basura, porque es una bolsa que la vas a poder ocupar para cualquier cosa”, manifestó.
El impulso a su idea fue haber ganado el concurso Capital Semilla, quienes financiarán el 73% de su propuesta.