Su esposa, María Ibarrola atribuye tan larga vida a los buenos hábitos que siempre tuvo su marido. No bebía alcohol y se cuidó en la alimentación.El mismo año en que nació el cardenal Raúl Silva Henríquez, o cuando se estaba por producir la Matanza de Santa María de Iquique, estaba llegando al mundo el magallánico Alejandrino Caicheo Uribe, quien ayer cumplió 102 años y es una de las personas más longevas de la región.
El cumpleañero estaba notoriamente emocionado y muy feliz por la visita de sus familiares y vecinos, por lo que aprovechó la oportunidad de bromear y agradecer la compañía. “Estoy muy contento que todos estén acá, es muy importante para mí”, declaró.
Contrariamente a lo que se podría pensar, Caicheo se encuentra en un excelente estado de salud y no tiene diagnosticada ninguna enfermedad, lo que se explica por la vida tranquila que siempre ha mantenido y a una característica familiar, ya que varios de sus parientes han llegado a cumplir más de 90 años.
Su esposa, María Ibarrola, reconoció estar aún muy enamorada, después de 46 años de casada. Afirmó: “Está sanito. No tiene nada, ninguna dolencia. Sólo requiere de los cuidados de la edad, pero nada derivado de alguna mal. Yo creo que se debe a que nunca fue bueno para el trago y se cuidaba mucho en la alimentación”, aseguró.
Agregó que “igual necesito de ayuda para cuidarlo, por mi edad no puedo hacer ciertas cosas. En eso me ayuda mi sobrina que es enfermera”, dijo.
Lo que más impresiona a los cercanos es la lucidez y lo saludable con que ha llegado a esta edad, situación de la que está muy agradecida la esposa del sobrino del festejado, Patricia Vilches, que expresó “lo único que le pedíamos a Dios, es que llegara a este momento y sano. Estar aquí con él es un gozo muy grande”, reconoció.
Actualmente, Caicheo pasa la mayor parte del tiempo acostado, y bajo la atención de su esposa y sobrina, pero diariamente se levanta para no perder la movilidad y, ha tenido la fortuna, de que mentalmente se encuentra en perfecto estado, lo que le permite mantener conversaciones fluidas acompañadas del sentido del humor que siempre lo ha caracterizado durante estos 102 años.
