
En aquel entonces, la región vivía su época dorada. Según Mateo Martinic, “la ciudad del estrecho era centro y sede de muchísimas empresas económicas y recogía canalizando en su provecho, el grueso flujo de recursos cuantiosos que dinamizaban la vida de toda la región meridional patagónica”.
En aquel entonces, la pilastra era uno de los hitos que caracterizaban a la urbe.
Con el pasar de los años, ésta fue trasladada a varios lugares. Incluso, durante un breve espacio, se ubicó en la Plaza de Armas Benjamín Muñoz Gamero. Finalmente, fue establecida en el sitio en el que se ubica en la actualidad.
Reconociendo el valor que posee este artefacto en la historia de la ciudad, en el marco del Bicentenario de la República y como parte de las obras viales que se desarrollan en el proyecto Costanera del Estrecho, a cargo del Serviu, las autoridades decidieron establecer una plaza a un costado del edificio de la Empresa Portuaria Austral (EPA), donde el objeto central sería esta pilastra meteorológica. Este espacio urbano, que consideraría un acceso peatonal al recinto portuario, será un hito en la ciudad y la pilastra volvería a orillas del estrecho.