Las seis toneladas de patas de centolla seccionadas que incautó ayer en la madrugada personal de Sernapesca y Carabineros del Retén Agua Fresca, se convirtió en uno de los procedimientos más grandes de los últimos diez años.
Los organismos trabajaron sigilosamente este caso, a partir de antecedentes que recibieron en forma anónima que daban cuenta de movimientos y traslados extraños de productos de mar en el sector sur de Punta Arenas.
Fue así que los funcionarios iniciaron una suerte de vigilia en las proximidades del kilómetro 11 Sur, donde ubicaron un varadero particular. En ese lugar, las personas involucradas en este delito, que arriesgan sanciones millonarias, desembarcaron la centolla y posteriormente trasladaron el cargamento en camionetas hasta un galpón ubicado al interior de una parcela en el kilómetro 8 y medio de la Ruta 9 Sur, que fue identificado como un centro de acopio. Todo el procedimiento ocurrió alrededor de las tres de la madrugada.
Posteriormente, los encargados de la pesquisa se contactaron con el fiscal de turno, a quien solicitaron la autorización para ingresar al predio donde guardaban la mercadería clandestina.
El resultado fue una persona detenida, la que fue identificada como José Soto Barría, quien posteriormente recuperó la libertad, pero quedó citada a la fiscalía, instancia que próximamente formulará cargos en contra de esta persona y otros que eventualmente puedan resultar involucrados.
Once toneladas
El director de Sernapesca, Patricio Díaz, fue categórico en señalar que este tipo de procedimientos daña la sustentabilidad del recurso. Estos son pescadores inescrupulosos que ponen en riesgo la explotación de la centolla, sobre todo cuando extraen piezas hembras.
Los 125 sacos de patas de centolla decomisadas equivalen a unas seis toneladas del crustáceo, con un peso final del producto de 3.000 kilos de carne pura, con un valor comercial de aproximadamente 21 millones de pesos.
En lo que va corrido del presente año, entre enero y agosto, Sernapesca registra un preocupante aumento de centolla clandestina, con 11 toneladas incautadas, cifra que el año pasado fue sólo de nueve toneladas. “Sin duda que para nosotros es preocupante esta situación, sobre todo por la magnitud de los cargamentos decomisados”, admitió Díaz, quien recordó la prohibición que existe para transportar o almacenar centolla seccionada. Pero lo peor de todo es que la mayoría de las veces se trata de un recurso hembra, que está en veda todo el año.
Demandas
Díaz adelantó la presentación de una demanda en contra de quienes resulten responsables, “porque este delito lo vamos a perseguir a fondo, para exigir que se apliquen las máximas sanciones”.
En otros procedimientos judiciales, Sernapesca ha logrado importante sanciones, al menos en términos monetarios. Plantea como solución a esto una modificación a la ley que permita elevar las multas, con lo cual tal vez muchos lo pensarían dos veces antes de infringir las disposiciones legales.