A excepción de chilenos y venezolanos, los ojos de todo el mundo futbolístico estarán posados en el estadio el Gigante de Arroyito, de Rosario, donde Argentina y Brasil protagonizarán uno de los encuentros con más morbo de las últimas décadas, en la larga historia de clásicos que los separa.
Tanta es la rivalidad entre los dos colosos sudamericanos que ni siquiera las estadísticas son compartidas: el sitio web de la FIFA totaliza 92 partidos y una ventaja de un triunfo para Brasil: 35 a 34. Argentina dice que hay empate y Brasil que esa diferencia es superior.
La situación de ambos conjuntos también es dispar. Brasil se encuentra cómodo en el primer lugar de la clasificatoria sudamericana y un triunfo sobre su tradicional rival lo dejaría con 30 puntos, instalado en Sudáfrica 2010. Por contrapartida, una derrota argentina, además de dejarlos con 22 puntos, podría colocarlos en zona de repechaje, siempre y cuando Ecuador triunfe en su visita a Colombia, ya que los del Guayas se encuentran con 20 unidades.
Ante este panorama, en la albiceleste no han dejado nada al azar. La primera decisión fue cambiar de estadio: fuera el Monumental de River Plate y bienvenida para el Gigante de Arroyito, un estadio más pequeño y con sus tribunas muy cerca de la cancha, ideal para que el público presione a los jugadores brasileños.