En mi parecer, en nuestro sistema bancario no hay elementos que permitan aseverar que estamos frente a una colusión en la fijación de las tasas. Nuestro sistema bancario funciona bastante bien, está sujeto a rigurosas regulaciones y las instituciones encargadas de controlarlo han demostrado su eficacia y eficiencia.
Además, el precio de uno de los principales productos, que es la tasa de interés de los créditos, tiene como variable relevante el riesgo asociado al cliente, los montos, los plazos y otras condiciones que particularizan el producto, de manera que la fijación de un precio estándar resulta bastante difícil.
En ningún caso tiene similitud alguna con lo sucedido en las farmacias, en las que, según se ha dicho, habría claros elementos de colusión para la fijación de precios de productos específicos, lo que si es un atentado a la libre competencia. El hecho de no traspasar las bajas de tasas no significa, en ningún caso un signo de colusión, sino más bien una señal de falta de competencia, por lo que sería deseable generar condiciones para que esta funcionara como corresponde.
Para determinar objetivamente que hay colusión, es necesario contar con pruebas “duras”, tales como un correo electrónico, una nota, una conversación grabada u otro elemento similar. Sin eso, todo queda en el terreno de las suposiciones.