
Este se funda en la explotación del recurso llamado turba, y se establece, para esta labor, un conjunto de indicaciones que aseguren un trabajo que cuente con respaldo medioambiental, jurídico y comercial.
Las turberas constituyen entre el 50% y 70% de los humedales del mundo. Estos ecosistemas concentran altas cantidades de materia orgánica semidescompuesta (turba), a la que se le puede dar varios usos industriales, entre los que destaca el sustrato inerte, que se ocupa en agricultura, filtros de piscina, contenedores, materiales industriales, absorbentes naturales y elementos energéticos.
El subsecretario Ruiz afirmó que se espera “desarrollar durante los próximos cuatro años, mediante el uso de investigación de avanzada, una propuesta que regule el uso y conservación de las turberas en la región”.
La autoridad considera que “la extensa superficie de turberas existente, constituye un elemento ecológico de importancia y una oportunidad de desarrollo económico para la región; que, gracias a esta iniciativa, podremos potenciar con un costo total de más de 520 millones de pesos”.