
En Magallanes existen actualmente 17 familias que están a la espera de un hijo adoptivo, las que ya aprobaron todo el proceso de evaluación que realiza el Servicio Nacional de Menores (Sename) para otorgar la Certificación de Idoneidad.
El camino para obtener esta calificación “en promedio se extiende 12 meses, sin embargo, ha habido casos que llegan a dos años”, expresó la coordinadora de la Unidad de Adopción del Sename, María Teresa Rodríguez.
Dentro del trabajo que realiza la institución para cumplir con esta labor, se encuentran cuatro subprogramas, los cuales involucran a los que desean ser padres, a las mujeres que no quieren o pueden hacerse cargo del menor y al niño.
El primero de ellos es la Evaluación y Preparación del Matrimonio, donde se les solicita a los interesados un conjunto de información para conocerlos y determinar si cumplen con las características que los pueda llevar a terminar exitosamente el proceso.
En este nivel, el hombre y la mujer deben entregar datos corrientes como la posesión de bienes materiales, además de elaborar un álbum de fotografías. Los resultados sicológicos también son fundamentales, donde la autobiografía que deben escribir es esencial.
Al pasar esta primera etapa, comienza lo que se denomina Cuidado y Protección del Niño, que se extiende hasta que se efectúa la adopción.
La tercera parte involucra un trabajo con las madres que pretenden entregar a su hijo cuando nazca, lo que se llama Orientación y Apoyo a la Madre con Conflicto con su Maternidad.
En esta etapa un sicólogo trabaja con la mujer, para determinar si tiene las potencialidades, para ayudarla a que asuma su responsabilidad con el hijo. Pero en el caso en las madres concibieron al niño fruto de algún episodio traumático como violación o incesto, el profesional presta soporte para que viva el duelo de la entrega del pequeño.
Finalmente existe Búsqueda, servicio dirigido a los jóvenes desde 18 años que son adoptados y desean encontrar a su progenitora. Esta posibilidad está abierta sólo para ellos, porque en el caso que la mujer quiera ubicar a su hijo, Sename no apoya la gestión.
Para muchas personas este proceso puede parecer tedioso y muy largo porque, en algunas oportunidades, debido a cambios en la designación de profesionales que trabajan con las familias, se deben repetir citas, pero si no se es estricto, se podría generar un ir y venir de niños que sólo iría en perjuicio del infante.
A tanto llega el detalle y el compromiso por hacer las cosas bien, que la institución se fija hasta en las características físicas de los pequeños, que deben armonizar con la de los padres, para prevenir comentarios de personas externas que puedan afectar la emocionalidad del menor.
La legislación chilena le otorga prioridad a los matrimonios nacionales para optar a la adopción, luego a las familias extranjeras y en tercer a lugar a mujeres y viudos. Rodríguez enfatizó que “es importante recalcar que todas estas etapas se realizan porque lo que prima en el Sename es buscar una familia a un niño y no al revés”. Es decir, los adultos son los que tienen que ser compatibles con las necesidades de los menores.