La importancia de respetar las reglas de presentación personal en colegios

General
29/09/2009 a las 10:28
Una actitud recurrente en la etapa de la adolescencia es pretender diferenciarse de sus pares, muchas veces a costa de crear estilos extraños y no precisamente en base al buen gusto.
Por ello, no es extraño que para los establecimientos educacionales hacer respetar las reglas con respecto a la presentación personal de los alumnos sea un tira y afloja permanente entre ellos y los menores.
A esto se le suma que el mercado se hizo consciente de esta tendencia juvenil y ha adaptado sus productos para incluirles variaciones y romper con el tradicional uniforme.
Esta situación le ha generado más de un dolor de cabeza a las instituciones educacionales, debido a que en su manual de convivencia y en el proyecto educativo de cada una, existe una serie de reglas que indican cómo se deben presentar a clases los alumnos, las que no se condicen necesariamente con la tendencia rupturista que viven los adolescentes en la actualidad.
El Colegio Cruz del Sur entrega, en el momento de la matricula, un escrito donde se indican todas las responsabilidades y deberes de los estudiantes para el año académico en relación con su vestimenta y apariencia. De esta forma buscan evitar que se produzcan problemas por su incumplimiento.
Entre ellas, existe el deber de utilizar el uniforme institucional. Si bien reconocen que hay menores que asisten con mochilas que no son azul marino, sí procuran que sean colores sobrios.
Pero uno de los temas conflictivos que se repite con frecuencia es el cumplimiento del largo del pelo en los varones. El inspector debe reiterar a los hombres que deben mantenerlo corto y afeitarse. De no hacerlo, se les suma una anotación negativa.
Algo parecido ocurre en el Colegio Punta Arenas, pero con las niñas, quienes se tiñen el pelo a pesar de que en su reglamento eso está prohibido. También “los piercing son habituales entre los estudiantes, pero no están permitidos”, afirmó la ayudante de inspectoría del establecimiento, Teresa Ampuero.
El proceso para solucionar cada caso consiste en que primero se les instruye una amonestación verbal, luego se envía una comunicación escrita a los padres; y si no hay respuesta positiva, se llama al apoderado para que pase a retirar a su hijo.
Pero la gran responsabilidad de que ocurra esto es de los papás de los menores, quienes desde la casa deben preocuparse de que su hijo llegue al colegio presentado de la manera que se solicita en el establecimiento. Además, de esta forma ellos mismos evitan tener problemas al interior de la entidad.
Sin embargo, hay casos en que son los propios padres quienes asisten a los establecimientos para justificar la apariencia e incumplimiento de las reglas por parte de los alumnos, lo que genera una pérdida de respeto por parte de los estudiantes frente a la autoridad del colegio.
Es importante que los padres escojan el establecimiento para que sus hijos estudien en base a lo que ellos creen es correcto. De esta forma no se producirá una incoherencia entre lo exigido por la entidad educativa y lo que se les permite o prohíbe en la casa a los menores.

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