Al reflorecimiento de la tensión entre Argentina y Reino Unido por la búsqueda de crudo, en las cercanías de Las Malvinas, la semana pasada se sumó el envío de cuatro aviones de combate para proteger el petróleo en dichas islas.
La agenda política argentina de octubre se ha visto marcada por el fantasma de la guerra por el petróleo. Por una parte, la Cancillería de Buenos Aires consiguió una reunión de los Kirchner con el Papa Benedicto XVI para agradecer la mediación de 1978 por el Beagle. Paralelamente, la Casa Rosada no pudo impedir la llegada de cuatro cazabombarderos de alta tecnología a las Islas Malvinas. Los ingleses buscan proteger las prospecciones que empresas británicas iniciarán en febrero de 2010.
Luego de cumplirse 27 años del término de la Guerra de Las Malvinas que causó la muerte de 649 militares argentinos y 255 británicos, un nuevo foco de tensión se abre entre ambos países por un tema similar. Esta vez por la explotación de petróleo, ubicado en la costa entre Tierra del Fuego y dichas islas.
En junio, una sociedad de firmas petroleras españolas, argentinas y brasileñas instaladas en Buenos Aires confirmó que, en noviembre próximo, comenzará a buscar yacimientos de crudo y gas en una zona marítima limítrofe que Inglaterra considera de su territorio y que se ubica en torno a las Islas Malvinas, cuya soberanía reclama el estado argentino.
Paralelamente, el mes pasado, la empresa británica Desire afirmó estar buscando petróleo y gas en las Islas Malvinas que “con una plataforma británica de exploración activa en la cuenca de Malvinas del norte, la compañía debe esmerarse en perforar el mayor número posible de pozos, de forma de poner a prueba todo el potencial de esta área de muy buenas perspectivas”.