Cada vez es más común ver a las universidades con alumnos provenientes de diferentes partes del mundo. Lo que antiguamente era casi inalcanzable para la mayoría: ir a estudiar a otro país, con el paso de los años se ha vuelto una realidad para más jóvenes que están en la educación superior.
Eso, principalmente, gracias a los convenios que establecen las casas de estudios nacionales con las extranjeras. Los directivos y docentes saben que los beneficios que produce vivir una experiencia como esa van desde conocer nuevos lugares, hasta proyectar futuras especializaciones y trabajos.
La estudiante de Biología Marina de la Universidad de Magallanes (Umag), María Fernanda Silva, se encuentra actualmente en Australia viviendo el sueño de muchos, gracias, en gran parte, a la gestión de dos docentes. “La idea nació básicamente del doctor Carlos Ríos (Umag) y la doctora Patti Virtue de Australia. Él fue quien me contactó directamente y me ofreció la oportunidad de poder viajar a Hobart en la Isla de Tasmania (Australia,) específicamente, a la Universidad de Tasmania (Utas) a realizar un curso de inglés en el English Language Center y luego mi práctica profesional en el Tafi (Tasmanian Aquaculture and Fisheries Institute) entidad asociada a la Utas”, contó la estudiante.
Pero lejos de lo que se pudiera pensar, la magia de la tecnología permitió que la distancia no fuera obstáculo para planificar su llegada. “La verdad que todo fue muy fácil de coordinar desde Punta Arenas, nunca tuve problemas gracias a internet”, reconoció.
Pero los primeros nervios los vivió durante el viaje, porque si bien le gusta la idea de conocer diferentes países, las 20 horas en el avión y las dos escalas que debió hacer, más la ansiedad de la nueva vida que iba a comenzar, fue el primer paso a superar.
Universidad
La educación superior en Australia es muy distinta a la chilena. Así lo asegura la joven, quien detalló que “acá las carreras profesionales universitarias no duran cinco o seis años como en Chile, la mayoría son de tres años y cuando terminan, casi todos realizan su doctorado, de hecho gran parte de las personas que he conocido en Hobart son doctores, ya que tienen muchas facilidades para conseguir el financiamiento de sus estudios”.
Pero no sólo eso parece perfecto, sino que también está feliz con los dueños de casa donde se aloja. “Estoy viviendo en la casa de una pareja que trabaja en  CSIRO también en la Universidad de Tasmania, son muy jóvenes, así que nos hemos llevado excelente. Sus nombres son Delphine Lannuzel y Pier Van Der Merwe”, contó.
El apoyo de ellos ha ayudado a que María  Fernanda esté viviendo unos días inolvidables, y ya absorbiendo parte de la mentalidad australiana en cuanto a sus planes profesionales.
“Ha sido una experiencia maravillosa. Las personas que me recibieron en su casa, son gente muy amistosa y amable. Se han portado excelente conmigo, me han llevado a todos lados los fines de semana. Estoy realmente agradecida de la oportunidad”.
Pero esa actitud, según lo que cuenta la joven, es característica de los australianos, dentro de las cosas que más le han llamado la atención, es que “en el sector por donde vivo, persona que pasa por el lado te saluda, incluso te ayuda si estás perdido y se dan el tiempo de explicarte hasta que entiendas. Además, poseen una gran conciencia ecológica. Muy pocas personas utilizan las bolsas plásticas, más bien la mayoría de la gente ocupa las bolsas ecológicas y en las calles no se ve suciedad ni papeles tirados, menos graffitis”, afirmó.
Por ahora María Fernanda  Silva quiere terminar bien su paso como estudiante en el extranjero y volver a Punta Arenas a finalizar su carrera: Biología Marina. No obstante, llegará con más ánimo que nunca a trabajar en laboratorio, porque puede dar fe que todo esfuerzo tiene su recompensa.