
Hace tiempo, descubrí¬ que el objetivo es ser maestro de humanidad. Lo único que de verdad importa es ayudarles a comprenderse a si¬ mismos y a entender el mundo que les rodea. Para ello, no hay otro camino que rescatar, en cada una de nuestras lecciones, el valor humano del conocimiento.
Aunque hoy en día se habla mucho de la poca consideración que se tiene por la tarea de los maestros, existen, mejor existimos, muchos maestros conscientes que si no cambiamos nosotros la mentalidad de la opinión pública y social no lo va a hacer nadie por nosotros.
Como no seamos un poco idealistas y seamos conscientes también que el tema educativo esta en un continuo proceso de transformación desde hace cientos de años, lo tenemos claro.
Todo este proceso de transformación educativo no ha sido fácil, ha significado décadas, centenarios de años, pensadores, filósofos, pedagogos, etc. han escrito y transmitido sus posturas hacia tan crucial tema como lo es la educación, hasta llegar a nuestros días.
La aventura de ser maestro implica correr riesgos, innovar constantemente, enfrentarse a realidades nada previsibles ni apetecibles. Cada docente, cada maestro ha creado su propia historia, ha descubierto secretos, llaves mágicas, herramientas que le han permitido disfrutar su noble aventura, “la aventura de ser maestro”.
En conclusión, maestro es aquel personaje digno de admiración, digno de consejo, que sabe escuchar, que sabe depositar en cada corazón la semilla de la esperanza, maestro es aquel que tiene siempre los brazos abiertos para consolar a sus alumnos, que comparte momentos de alegri¬a, de regocijo, pero también momentos de llanto, de tristeza, maestro es el ser humano, que ri¬e, que canta, que aplaude..Pero que también llora, que sufre, que sangra su corazón cuando un alumno suyo lo encuentra postrado por un vicio que no sabe vencer, esto y más es la aventura de ser un maestro, un amigo, un padre, un “educador”.