Temeroso y aún sin poder reponerse totalmente de las secuelas sicológicas que le dejó el asalto que sufrió en mayo de este año, el colectivero Luis Fuentes Toledo tuvo ayer la entereza de volver a mirar a la cara a su agresor Cristian Avendaño Ojeda, durante la audiencia de preparación de juicio oral.
En dicha instancia, la fiscalía intentará probar la culpabilidad del acusado en dos asaltos, para que lo condenen por el delito de “presidio perpetuo simple”.
El antisocial atentó primero en contra del colectivero Sigifredo Téllez Toledo el 15 de mayo y, luego, con una diferencia de horas le correspondió el turno a Luis Fuentes Toledo.
Al colectivo de Téllez Avendaño, se subió a las diez de la mañana en Zenteno y Capitán Guillermos. Iba en el asiento trasero y cuando llegaron al barrio 18 de Septiembre, le puso un cuchillo en el cuello exigiéndole que lo llevara al Club Andino. En el lugar lo bajó y lo puso boca abajo y con los cordones de los zapatos le amarró las manos para luego robarle 15 mil pesos y encerrarlo en el portamaletas. Tomó el vehículo y recorrió varios lugares hasta quedar detenido en un lugar y salir huyendo a pie.
Luego, alrededor de las seis de la tarde, le tocó el turno a Luis Fuentes. Aplicando una técnica muy similar el asaltante abordó el colectivo que manejaba la víctima en Luis Alberto Barrera y Capitán Guillermos. En el mismo barrio 18, y desde el asiento trasero, lo amenazó de muerte con un cuchillo y también lo llevó a la fuerza camino al Club Andino y en el lugar lo puso boca abajo y cuando le cortaba los cordones de los zapatos la víctima reaccionó y alcanzó a golpear a su agresor.
Avendaño tomó una piedra y golpeó violentamente al colectivero de 63 años, con quien se produjo un forcejeo hasta que en el camino apareció la luz de un vehículo y el asaltante huyó lo que Fuentes aprovechó para escapar en su auto.
Tuvo miedo
“Los primeros dos meses no podía trabajar ni dormir”, admitió ayer al término de la audiencia de preparación de juicio Luis Fuentes Toledo. Luego, a medida que fue pasando el tiempo, tomó más confianza y poco a poco volvió a conducir el colectivo.
Entre los efectos colaterales que le acarreó el asalto está el atraso de los pagos del crédito que pidió al banco para adquirir el colectivo. Por lo mismo debió renegociar la deuda pero ahora, cinco meses después, dice que ya comienza a estar más tranquilo, aunque olvidar lo ocurrido dice que le será prácticamente imposible.
Luis Fuentes dice que se impactó al ver entrar en la sala (del Juzgado de Garantía) a la persona que lo asaltó. “Palabra que esto no se lo doy a nadie y más aún con el miedo que al tipo lo dejen libre”.
Frustración le afloró al ver a Cristian Avendaño pero también rabia, “porque lo vi tan tranquilo como si no hubiese hecho nada, sin siquiera una muestra de querer pedir perdón”.
El fiscal Felipe Aguirre compareció ayer en la audiencia de preparación de juicio, y a su lado estaba el abogado Marcelo Figueroa, quien interpuso una querella criminal en contra del acusado, quien es defendido por el abogado Julio Urra.